La utopía luminosa de Taut está presente en las ensoñaciones ecologistas de los años setenta, tanto en su versión fundamentalista y ruralizante como en la realista de reforma urbana: la crisis de la energía —como antes la crisis política y social del antiguo régimen— alumbra nuevos modelos de ciudad. Pero la abundancia energética de las dos últimas décadas del siglo pasado alimenta un crecimiento torrencial de la ciudad, que se derrama como en la metáfora holandesa de la inundación para extenderse por el territorio con la unanimidad gregaria de la instalación satírica de West 8, colonizando el planeta con la proliferación vírica que muestra la fotografía aérea de MacLean. La ciudad católica de Pugin deploraba que las chimeneas y las fábricas de la revolución industrial ocultaran las agujas y campanarios de las iglesias; siglo y medio después, la ciudad islámica del dibujante turco lamenta que los rascacielos de la revolución urbana se impongan a las cúpulas y minaretes de las mezquitas. El rechazo religioso, cultural y simbólico de la metrópolis, sin embargo, no deja advertir que la Babel de nuestros días es horizontal, y que las admirables comunidades ideales suburbanas de antaño han sido reemplazadas por metástasis codiciosas que imprimen en el paisaje su huella violenta...[+]