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La casa o la ciudad. La necesidad de tomar medidas de ahorro energético para hacer frente al cambio climático ha vuelto a reavivar el debate sobre los modelos de crecimiento de las ciudades. El sprawl o ‘mancha de aceite’ que ha caracterizado el paisaje residencial americano del último medio siglo se está imponiendo ahora tanto en los países europeos como en el resto del mundo, a pesar de su insostenibilidad. Frente a este modelo de crecimiento disperso cobra protagonismo la alternativa de la ciudad compacta, que hace posible un mayor aprovechamiento de los recursos.
Sumario
Luis Fernández-Galiano
Celebración de la ciudad
Richard Ingersoll
Tiempo variable
Ole Bouman
Verdad o suburbanización
Luis Fernández-Galiano
La ley de la calle
Seis tesis escindidas
Tema de portada
Un hogar en el mundo. De oeste a este se recorren los cinco continentes recogiendo un muestrario de viviendas unifamiliares. Comenzando en América, un cubo horadado en la costa chilena de Talca y un volumen retorcido en las Catskills, cerca de Nueva York. En Europa, una residencia irlandesa camuflada en Dromahair, unas viviendas prefabricadas en la francesa Tréflez, un prisma leve en la localidad madrileña de Las Rozas, un pueblo azul en una azotea de Rotterdam, una granja sueca reinventada en Skåne y un hogar anguloso en la población austriaca de Enns. En África, un escenario para disfrutar del paisaje surafricano de East London. En Asia, una residencia coreana evocadora del perfil montañoso de Gapyeong y un domicilio atomizado en Tokio. Por último, en la playa australiana de St Andrew’s, una viga en voladizo habitada.
Arquitectura
Pezo von Ellrichshausen, Talca
UNStudio, Catskill Mountains
Dominic Stevens, Dromahair
Lacaton y Vassal, Tréflez
Ábalos y Herreros, Las Rozas
MVRDV, Rotterdam
John Pawson, Skåne
Baukultur, Enns
Omm, East London
Bae Dae-Yong, Gapyeong
Ryue Nishizawa, Tokio
Sean Godsell, St Andrew’s Beach
Argumentos y reseñas
Arte y cómic. Los cuatro críticos norteamericanos más influyentes repasan el arte del siglo xx en un libro editado ahora en español; y el análisis de las viñetas de Tintín revela la importancia del espacio en el mundo de Hergé.
Arte / Cultura
Juan Antonio Ramírez
Centenares de historias
Fernando Zaparaín
Deprisa, deprisa
Trienales europeas. La muestra milanesa ha presentado una exposición monográfica sobre la obra de Renzo Piano; la Trienal de Lisboa, por su parte, ha organizado su primera edición en torno al tema de los vacíos urbanos.Richard Ingersoll
En el taller del artesano
Ana Vaz Milheiro
La estrategia de LisboaEspacios privados. Tres publicaciones estudian desde diferentes perspectivas aspectos relacionados con el espacio doméstico y su evolución para adaptarse a las nuevas formas de vida de sus habitantes.Historietas de Focho
Baumschlager y Eberle
Autores varios
LibrosÚltimos proyectos
Renacimiento italiano. Un prisma recubierto de piezas de cerámica roja cierra el perímetro de una construcción del siglo xix; un volumen en U protege el patio de una guardería en un entorno industrial; y unas viviendas completan una estructura existente en una reinterpretación de la casa noble tradicional. Tres obras que revelan el buen momento de la arquitectura italiana.
Técnica / Diseño
Archea Associati
Biblioteca municipal, Nembro
Antonio Citterio
Guardería, Verona
Cherubino Gambardella
Viviendas, Montesarchio
Para terminar, Luis Fernández-Galiano evoca, con ocasión de la reciente Trienal de Lisboa, sus encuentros con el país vecino y la percepción de su arquitectura desde España, en un texto compuesto por fragmentos orquestados temáticamente que quiere rendir homenaje al libro del mismo título que el francés Georges Perec publicara hace casi treinta años.Productos
Prototipos, mobiliario, materiales
Resumen en inglés
La casa o la ciudad
Luis Fernández-Galiano
‘Je me souviens’
Luis Fernández-Galiano
La casa o la ciudad
El pensamiento clásico establecía una transición sin fisuras desde el ámbito privado de la casa hasta el dominio público de la ciudad. En un texto célebre, Leon Battista Alberti aseguraba que la ciudad es una casa grande, lo mismo que la casa es una ciudad pequeña, subrayando la correspondencia entre el todo y las partes característica del clasicismo, y reuniendo las distintas escalas del entorno en una cosmovisión compartida. Pero la ciudad renacentista se conforma a menudo como el dominio privado de un príncipe o una familia, y la casa señorial tiene a su vez funciones representativas y protocolarias que corresponden al ámbito público. El humanismo, al cabo, no está fundado en la autonomía del individuo, y el concepto de la intimidad o lo privado está aún lejos de emerger en la historia social.
La irrupción caudalosa del individualismo no se produce hasta la Ilustración, inicio de una transformación radical de la habitación y el territorio, renovados escenarios de la actuación autónoma de una miríada de partículas elementales liberadas de los vínculos que les otorgaban cohesión limitando su libertad. Puesta en movimiento por esta formidable mudanza, la ciudad se convierte en un organismo nuevo, cuyo crecimiento acelerado da lugar a lo que llamamos revolución urbana: un proceso impulsado por individuos, y que sin embargo los devora como Saturno a sus hijos, de manera que la sociedad industrial adopta por doquier estructuras colectivistas que generan a la vez el gigantismo y la anomia de la metrópolis, el malestar urbano y el desafecto que se expresa en la búsqueda de paraísos personales.
En los umbrales del siglo XXI, la ciudad no es ya una casa que podamos habitar con confianza, y aún menos es la casa una ciudad que suministre los elementos esenciales de la sociabilidad. Se diría que la ciudad ha devenido inhabitable, y la casa insociable, de suerte y manera que ambas sólo pueden unirse por una conjunción disyuntiva: la casa o la ciudad, porque la ciudad contemporánea se ha hecho tan enemiga de la casa como ésta de la ciudad actual. De hecho, la casa —o más bien la multiplicación interminable de residencias unifamiliares o unipersonales— ha creado su propia ciudad, una variante desmadejada y diluida de lo urbano que los reformadores del siglo xix llamaron ciudad-jardín, y que hoy preferimos calificar de suburbana para no denominarla infraurbana o antiurbana.
Publicar casas exquisitas sin llamar la atención sobre el modelo territorial y social donde se producen resulta al cabo de una cierta obscenidad crítica, y aquí se procura poner remedio a esa carencia mediante la conjunción oximorónica o esquizofrénica de textos que documentan y evalúan la ciudad dispersa del sprawl junto a proyectos que ilustran el refinamiento conceptual o formal de algunas casas singulares. Esta combinación de redacción abrasiva y golosina visual es desconcertante, y acaso censurable; pero la sociedad del espectáculo nos arrastra a todos, y en las aguas turbulentas de ese río que nos lleva —arrebatados por la corriente o el viento de la historia como el ángel de Paul Klee bajo la mirada de Walter Benjamin— quizá sólo podamos aspirar a mantener los ojos bien abiertos.