El Ayuntamiento de Nembro, una pequeña lo-calidad de la provincia de Bérgamo, encargó en 2002 al estudio florentino Archea la tarea de proyectar la nueva biblioteca municipal, recuperando para ello un edificio de 1897 que desde su construcción había sido utilizado sucesivamente como escuela, ayuntamiento, guardería y clínica hospitalaria. Su situación en el tejido urbano, la falta de espacio necesario para albergar el nuevo uso y el carácter de la estructura original, definida por un cuerpo en C, propiciaron la creación de un nuevo volumen que completa el perímetro del conjunto delimitando un patio central cerrado y descubierto. Esta nueva ala se comunica con el edificio original a través del sótano y se separa de él en superficie. Evitando el contacto visible entre las dos estructuras se subraya la diferencia entre las dos partes y se pone de manifiesto la actitud de respeto hacia el patrimonio arquitectónico que rige el proyecto.

La entrada a la biblioteca se realiza desde la plaza de Italia, en la fachada oeste del antiguo edificio, donde se encontraba el acceso principal original de la escuela. Un área de recepción e información da paso a un pórtico, cuyos vanos se cierran con grandes puertas de vidrio, que permite la circulación alrededor del patio y conecta con los diferentes espacios de uso de la biblioteca. En las plantas baja y primera del edificio preexistente se encuentran las salas de estudio para niños, salas de consulta, el archivo de prensa y publicaciones y un salón de usos múltiples. La planta sótano alberga un gran espacio con puestos informáticos y comunica con el nuevo volumen, una estructura sencilla que sirve a la vez como contenedor de libros y sala de lectura. Su interior se caracteriza por una gran librería de nueve metros de altura donde se guardan los libros habilitados para consulta. El acceso a los mismos se realiza a través de tres niveles de forjados delimitados en su extremo por mesas corridas de lectura enfrentadas a la fachada.

Desde el exterior, el nuevo edificio se concibe como un paralelepípedo transparente vestido en sus fachadas por una cortina continua de piezas cerámicas de 40x 40 cm, esmaltadas en color rojo carmín, que se disponen verticalmente con distintas orientaciones y se so-portan mediante una estructura de perfiles de acero que impide que giren con el viento. Bajo el efecto de la luz sobre el esmalte vidriado, cada una de las páginas de terracota cambia de tonalidad a lo largo del día, dando al conjunto la imagen pulsante de un cuerpo en continuo movimiento. En el interior, la repetición uniforme del patrón que dibuja las fachadas protege al lector de la luz directa del sol y lo sitúa en un espacio que funde la atemporalidad de la cerámica y la página escrita con el plantea-miento innovador de su sistema constructivo... [+]