El encargo consistió en convertir el antiguo Hotel Montecarlo en un edificio comercial, de oficinas y vivienda, poniendo en valor y adaptando al nuevo uso los elementos históricos.

El edificio, que presenta dos frentes de distinta condición urbana, cose el interior de la manzana y conecta a nivel de calle la Rambla con la plaza de la Villa de Madrid a través del frondoso jardín interior del Ateneu Barcelonès.

El proyecto ha permitido rehabilitar todos aquellos elementos catalogados, la fachada de la Rambla, el vestíbulo y la escalera central, y además dotar al interior de las instalaciones necesarias para los nuevos usos que acoge el edificio.

La fachada hacia el jardín del Ateneu reinterpreta las galerías tradicionales del eixample y presenta una doble piel de vidrio con un espacio intermedio por donde circula el aire que actúa como colchón térmico y acústico.