En una situación estratégica, ocupando un solar estrecho —de 32 metros de fachada— en la plaza Gala Placidia y presidiendo un espacio arbolado y peatonal tangente a la Vía Augusta, el proyecto gira en torno a tres fundamentos: la visibilidad, la convertibilidad y la comunicabilidad.

La agrupación de las funciones crea una superposición de cajas de dos plantas; los espacios de foyer, espera y circulación dispuestos a lo largo de la fachada muestran el movimiento del interior hacia la plaza.

El programa —dividido en difusión (una sala de actos para 150 personas y una polivalente para 100), formación, y decanato/administración— se distribuye en seis plantas y dos subterráneas. Mediante la agrupación de funciones en un orden doble, el edificio aparece como una secuencia superpuesta de cajas de dos plantas de altura. Los espacios de foyer, espera y circulación de los diferentes niveles se disponen a lo largo de las fachadas longitudinales, mirando a la plaza, de forma que el movimiento del interior se convierte en la fachada real de la pieza urbana, especialmente de noche, a través de la iluminación selectiva de las diferentes franjas programáticas.

Además de conferir visibilidad y comunicabilidad al edificio, estos espacios actúan como cojín climático y acústico. La envolvente participa activamente en el balance energético sin penalizar la luminosidad interior. Se construye en módulos de vidrio de color blanco monocromo transparente, traslúcido u opaco según criterios de orientación y exigencias del programa. Una doble piel de vidrio modular para la fachada sur coincide con los espacios de foyer y con el núcleo de escaleras. Un esqueleto de acero color plata mantiene las dos superficies de vidrio separadas 50 centímetros, permitiendo el movimiento de aire entre ellas. La exterior es la que forma la verdadera fachada y está serigrafiada con un 50% de opacidad; la interior constituye el límite habitable y es la realmente estanca.

Otro de los fundamentos del proyecto es la convertibilidad. Se plantea una nave sin pilares, de 32x10,5 metros, concebida como una casa japonesa, donde las particiones textiles y de vidrio permiten ajustar los espacios interiores; a este fin contribuye la regularidad de la estructura y el compactado del núcleo de comunicación vertical. Las piezas del programa se organizan en cajas dentro de cajas. La caja exterior de vidrio acoge otras más pequeñas. Siguiendo el principio de modulado de la fachada, se utilizan tres materiales para las cajas interiores: vidrio, acero y madera. La madera se utiliza para los espacios que por su función tienen un protagonismo en el conjunto de la sede: los vestíbulos, las escaleras, la sala de actos, la sala de juntas… Acompaña a las cajas un pavimento cerámico de 100x15cm que, como los tatamis, gira en el cambio de sala, volviendo a la inspiración en la casa japonesa.


Cliente Client

Col•legi d’Economistes de Catalunya

Arquitectos Architects

José Miguel Roldán y Mercè Berengué (Roldán + Berengué)

Colaboradores Collaborators

Juanjo P. Jarque, Vicenç Sanz, Zana Bosnic

Consultores Consultants

Grupo JG (instalaciones mechanical engineering); Agustí Obiol - BOMAINPASA (estructura structure)

Contratista Contractor

TAU-ICESA

Superficie construida Floor area

3.080 m²

Presupuesto Budget

3.602.747 euros (PEM)

4.287.269 euros (PEC sin IVA) euros

Fotos Photos

Jordi Surroca