Situada en la ciudad de Kumamoto, la residencia se destina al alojamiento de ochenta mujeres durante su primer año de prácticas en una empresa local. El periodo de estancia, entendido como una prolongación de la experiencia formativa de las jóvenes empleadas, se refleja en un esquema de distribución que considera más relevante la definición de áreas destinadas a la convivencia que la dotación de amplias habitaciones individuales. Los recintos privados se reducen a dormitorios de dimensiones mínimas para cuatro personas, abiertos a una terraza y alojados en dos hileras paralelas entre sí sobre el eje longitudinal en planta baja. El gran espacio central de doble altura situado entre ellas actúa como zona de estar común, donde las residentes pueden desarrollar sus actividades libremente como extensión de su ámbito privado.

El edificio refleja de forma simbólica los modos de vida de la sociedad actual, en un espacio apenas jerarquizado y perfectamente diagramado. De las diferentes alternativas que se plantearon para resolver la articulación entre espacios públicos y privados, se optó por aquellas que establecían una mayor proximidad física, funcional y cualitativa entre ellos. Así, cada habitación conecta directamente con el área común, sobre la que se distribuyen en forma de volúmenes independientes los aseos, los núcleos de instalaciones y tres unidades aisladas en el centro que albergan las cocinas. A su vez, cuatro escaleras de un solo tramo permiten el acceso a la planta superior donde se sitúa la entrada, la recepción, una habitación de invitados, la sala de descanso y la oficina de administración.

El interior se plantea como la prolongación del entorno urbano, conectando directamente con la calle a través de amplios vanos en las cuatro fachadas que facilitan la iluminación natural. Sin embargo, la idea de espacio unitario no se traduce al exterior en una construcción de apariencia compacta. Gracias a la composición de volúmenes y a la disposición de terrazas en ambos niveles, el edificio se integra perfectamente con la pequeña escala de esta zona residencial. Una fachada modulada envuelve la estructura de pilares metálicos de sección circular que soporta las cargas verticales. A su vez, las losas de hormigón se apoyan en los cinco núcleos distribuidos a lo largo de la zona central que actúan como principal soporte estructural absorbiendo las cargas horizontales. Cada uno contiene en planta baja los aseos comunes y aloja en la parte superior las instalaciones de aire acondicionado, calefacción, ventilación, fontanería e iluminación necesarias para el funcionamiento de la residencia.