Park Café en Koga, Ibaraki
SANAA 

Park Café en Koga, Ibaraki

SANAA 


En el centro de la llanura de Kanto, a 60 kilómetros al norte de Tokio, se extiende el parque de Koga ocupando una superficie de 25 hectáreas. Sometido a una fuerte presión inmobiliaria debido a su cercanía a la capital nipona, el parque se ha mantenido como un paisaje de extraordinaria belleza tras la restauración dirigida por el paisajista Yoshio Nakamura entre 1993 y 1997. A su valor como espacio natural se une su estratégica posición geográfica sobre una extensa planicie que permite divisar el círculo de las montañas de Kanto encabezadas por el pico más alto de Japón, el Monte Fuji.

Sobre la suave pendiente de la ladera de una colina orientada hacia el sur y volcada sobre un estanque se apoya el frágil volumen que alberga el café, concebido como lugar de descanso para los visitantes del parque y escenario privilegiado desde el que contemplar las singulares vistas. Las cuatro caras del edificio se cubren con paneles de vidrio transparente y en dos de sus extremos se disponen puertas correderas que pueden abrirse completamente durante las estaciones cálidas generando un espacio abierto al paisaje.

Con el fin de provocar el mínimo impacto sobre el entorno, los elementos estructurales reducen su consistencia física a la mínima expresión. Para ello, sobre una planta de forma rectangular de unos 25 metros de longitud y 10 metros de anchura se dispone una delgada cubierta de chapa de acero de 25 milímetros de espesor soportada por un bosque de cien esbeltos pilares de acero de sección circular. Con una altura aproximada de unos tres metros, los delgados soportes de seis centímetros de diámetro se encargan de absorber las cargas verticales adoptando una distribución azarosa en el interior del recinto, mientras que en torno al perímetro exterior de la planta se disponen formando un peristilo.

Cuatro paneles estructurales de acero inoxidable de 60 milímetros de espesor se disponen en las esquinas ayudando a contrarrestar los empujes horizontales. Todos ellos se revisten con una superficie pulida con acabado de espejo que junto con el empleo de superficies reflectantes en el mobiliario —diseñado específicamente para el pabellón—ayudan a potenciar el efecto de simbiosis con el entorno. Así, los reflejos del paisaje sobre los paneles verticales y las superficies del mobiliario se confunden con las vistas que se divisan a través de los cerramientos que delimitan el interior, enfatizando la ambigüedad espacial y aportando al pabellón un aspecto incoloro e inmaterial que lo convierte en parte integrante del entorno natural más que en un objeto dispuesto sobre el paisaje.


Cliente Client

Ciudad de Yokohama (Yokohama City)

Arquitectos Architects

Kazuyo Sejima+Ryue Nishizawa/SANAA

Colaboradores Collaborators

Yoshitaka Tanase, Go Kuwata

Consultores Consultants

Sasaki Structural Consultants (ingeniería structural engineers); System Design Laboratory, Nichiei Architects (instalaciones mechanical engineers)

Fotos Photos

Shinkenchiku-sha, Jin Hosoya