Plaza de Salvador Dalí, Madrid
Francesc Torres  Francisco Mangado 


La plaza de Salvador Dalí nace para la historia de la ciudad en 1857 como ‘calle secundaria’, según figura en el ‘Anteproyecto del Ensanche y del emplazamiento y distribución del nuevo caserío’, de José P. Morales. En 1878 se describe ya como ‘ancha avenida’, y se le otorgan las dimensiones que ahora posee y que sirvieron en su día para dar acogida y acceso al público que acudía a la plaza de toros de Goya, al final del paseo. 

Concebido y cualificado como ‘paseo-salón’, el espacio impulsa la progresiva urbanización de la trama del ensanche. La irrupción del automóvil y la de­saparición de la plaza de toros —demolida en 1945 al trasladar su actividad a las Ventas— transforma por completo el carácter del espacio, que cambia incluso de nombre y pasa a denominarse Avenida de Felipe II. Parte de la razón de ser de este espacio se recupera con la construcción en 1969 del Palacio de los Deportes, que ayuda a recomponer los límites y recobrar la escala perdida. El Plan de 1985 convierte el ámbito en una estancia ajardinada y el espacio, acorde con su nueva función —dificultada en parte por la presencia de un parking subterráneo— recibe el nombre de Plaza de Salvador Dalí. 

El artista Francesc Torres ha participado en el diseño de la plaza con la creación de losas de fundición con motivos fósiles —intercaladas entre las de granito—, una fuente de libros y un olivo de bronce. 

El proyecto recién terminado procura acotar el espacio definiendo en distintos puntos de la plaza ambientes más privados que permitan permanecer tanto en invierno como en verano en condiciones climáticas y espaciales confortables, dejando la unidad del conjunto en el empleo casi exclusivo, con distintos tratamientos, del granito de Gredos. Estas zonas coinciden con los laterales de la calle Antonio Mercé una y con el límite de la calle Narváez otra. Para dar cabida a la vegetación se ha sobredimensionado la estructura del aparcamiento subterráneo y se han construido contenedores de tierra en los que es posible plantar especies de tamaño considerable y de­sarrollo horizontal (albicia julibrissi), y en cuyos muros se apoyan bancos de madera, propiciando así áreas de estancia a la sombra.

Los juegos infantiles, las jardineras y la fuente, todos ellos de formas trapezoidales, cualifican las pequeñas ‘salas de estar’ que irrumpen con sus planos inclinados, sobre el pavimento continuo de la plaza.

Los árboles de los laterales se han sustituido por otros de más porte, liquidambar styraciflua, de gran belleza cromática en otoño. Los accesos al aparcamiento, de estructura metálica y vidrio laminar serigrafiado, emergen, iluminados desde el interior, como linternas. Dos instalaciones de juego infantil se despliegan a ambos lados del Palacio de los Deportes, dejando en el eje del paseo el conjunto escultórico formado por un dolmen y el Homenaje a Isaac Newton de Dalí, ambas ya en la plaza antes de la intervención. La fuente de libros, el olivo milenario y las losas de fundición intercaladas en el pavimento son obra del escultor Francesc Torres.


Cliente Client

Comunidad de Madrid

Arquitectos Architects

Francisco Mangado; Francesc Torres (artista artist)

Colaboradores Collaborators

Ignacio Olite, Gerardo Mingo; Luis Pahissa, Pedro Legarreta (aparejadores quantity surveyors)

Consultores Consultants

NB35 (estructura structure); Iturralde y Sagüés (instalaciones mechanical engineering) 

Contratista Contractor

Aldesa Construcciones

Fotos Photos

Roland Halbe; Miguel de Guzmán; Francesc Torres