El Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York, prestigiosa institución artística fundada en 1977, contará en breve con una nueva sede. Actualmente y tras cambiar de situación en varias ocasiones, desarrolla su actividad en el corazón del barrio neoyorquino de Chelsea. Su nueva ubicación estará en Bowery, un animado foco de actividad comercial situado en el Lower East Side, que está llamado a convertirse en el nuevo centro de interés cultural de la isla de Manhattan.

Concebido como un conjunto de volúmenes de distinta dimensión apilados entre sí y desplazados aleatoriamente, el edificio crece en altura para albergar todo el programa sobre una parcela de ajustadas dimensiones. Cada una de las cajas aloja una función diferente y todas ellas se encuentran enlazadas a través de un núcleo de comunicación vertical que contiene los ascensores y las escaleras. Gracias a los desplazamientos sobre el eje, las cajas que albergan las salas de exposición disponen de lucernarios que permiten incorporar iluminación cenital a los espacios interiores.

La estructura portante de acero se rodea de una envolvente de aluminio de color blanco, protegida por una segunda piel de paneles perforados del mismo material, que se unen mediante juntas de solape prácticamente imperceptibles, presentándose como una superficie continua de brillo lechoso, que ofrece un delicado contrapunto a los edificios colindantes. A nivel de calle, la fachada se transforma en un cerramiento de vidrio totalmente transparente que permite trasladar al exterior las actividades que tienen lugar dentro del museo, afirmando el carácter de servicio público de la institución.

La planta baja alberga una zona de carga y descarga para las obras de arte, visible desde el exterior, y un vestíbulo principal de acceso que articula el espacio entre el mostrador de información, un pequeño café y la tienda del museo. La sensación de fluidez y continuidad espacial se repite en la última planta; en ella se sitúa una cafetería abierta a la terraza desde donde será posible disfrutar de espectaculares vistas de los rascacielos del distrito financiero de la isla. Los tres niveles intermedios alojan las salas de exposición, mientras que las oficinas y los equipamientos educativos, que incluyen la biblioteca y la sala de lectura, se distribuyen entre la quinta y la sexta planta. Con una superficie total aproximada de 5.500 metros cuadrados, la nueva sede doblará el espacio que actualmente se destina a las exposiciones y reforzará las actividades educativas ligadas al programa del museo.