Oficinas comerciales de Ricola, Laufen
Herzog & de Meuron 

Oficinas comerciales de Ricola, Laufen

Herzog & de Meuron 


Tras el almacén automatizado de caramelos en Laufen y la nave de producción en Mulhouse, las oficinas de comercialización de Ricola —de nuevo en Laufen— suponen por el momento el último capítulo de la colaboración del estudio con este fabricante de caramelos balsámicos. En un contexto anónimo marcado por construcciones de escasa altura y huertos de pequeña escala, las nuevas dependencias administrativas se instalan en una arquitectura extendida en superficie que encuentra su forma en planta reaccionando ante los incidentes del entorno inmediato. Como un pabellón en el jardín de Ricola, las oficinas se esconden tras una envolvente quebrada que fragmenta el volumen en vistas parciales y caracteriza los espacios libres de alrededor, cuyo proyecto estuvo a cargo del equipo de paisajistas liderado por el recientemente fallecido Dieter Kienast.

En un intento de redefinir las relaciones entre el interior y el exterior, la vegetación se incorpora aquí como un material más al proyecto. La cubierta ajardinada del edificio se prolonga en un alero formado por una red tensada entre vástagos en voladizo, soporte de la vegetación. La fibra de vidrio —utilizadas en la fabricación de las pértigas de salto— fue el material elegido para los elementos sustentantes, que ceden así de distinta forma ante las condiciones cambiantes de carga y vuelo. Aunque el remate superior del pabellón cuenta con el verde perenne de la hiedra, la protección frente al soleamiento excesivo durante los meses estivales se confía a plantaciones adicionales de viña virgen, que contribuyen a definir esta fachada como una piel en constante cambio.

El interior es un ámbito continuo que permite tanto la organización del espacio de trabajo en forma de oficina paisaje, como la compartimentación en despachos individuales. En el centro de la planta, una escalera amplia y de un solo tiro quiere ser más que un mero vínculo entre dos niveles, ofreciendo las condiciones para constituirse en lugar de reunión o en sala de proyección con el paramento blanco que recorre el vacío de doble altura al que se enfrenta. Gracias a la colaboración con los artistas plásticos Rosemarie Trockel y Adrian Schiess, la relación dentro-fuera adquiere un nuevo matiz. Tres planos de visillos acompañan el recorrido del muro-cortina ofreciendo la posibilidad de variar el color, la luz y el grado de transparencia de todo el perímetro. Con este juego de veladuras y transparencias, el pabellón se comporta como una célula que regula a través de su membrana la intensidad de los intercambios con el medio en el que se inserta.[+][+]


Cliente Client
Ricola

Arquitectos Architects
Jacques Herzog, Pierre de Meuron, Harry Gugger, Christine Binswanger 

Colaboradores Collaborators
Ivo Sollberger, Mario Meier, Anna Wickenhauser

Consultores Consultants
Kienast Vogt (paisajismo landscape); Rosemarie Trockel, Adrian Schiess (cortinas curtains); Hirsch (fachada façade)

Fotos Photos
Margherita Spiluttini