Al contrario que con otros muchos proyectos, y tras varios meses de proceso, todavía no sabíamos qué rostro debería tener la casa desde fuera. Desarrollamos todo el conjunto desde dentro, a partir de un patio, alrededor del cual, y en sucesivos estratos espaciales, se dispusieron las diferentes áreas de día y noche. Estas áreas empezaron a avanzar unas sobre otras, vertical y horizontalmente; el patio no debía funcionar únicamente como un recinto interior, sino también como un espacio exterior, y al revés, pensamos introducir el espacio exterior, es decir, el entorno próximo, en el ámbito interior de la casa.
Por ello no buscábamos ningún cerramiento que significase una frontera clara y ni manifiesta, sino que fuera una especie de conversión del espacio interior en exterior. Un acristalamiento completo de la fachada, que propiciara una percepción del espacio en todas direcciones, no venía al caso, porque la vivienda debía expresar peso y adhesión al terreno. Quien se coloque frente al edificio puede entender bien este carácter masivo, debido a que sus superficies casi negras, totalmente pulidas, emiten una sensación similar a la de un bloque de pizarra.
La monocromía oscura e irregular del revoco recuerda también a algo orgánico, de aspecto suave, como las pieles de los animales, sobre todo el contraste con la sensación cortante de las planchas de vidrio de las ventanas correderas, que forman la pantalla protectora exterior del edificio, asemejándose a fragmentos de una coraza. Estos enormes cristales montados desde fuera expresan la intención de un modo de ver el mundo distinto: la ventana —como elemento clásico del espacio interior— ha sido trasladada fuera. Es como si pudiésemos ver la casa, desde el exterior, a través de la ventana, y está nos separase del interior; la ventana no sólo permite percibir la realidad exterior desde dentro, sino que el propio deslizamiento determina unos cambios constantes en el aspecto exterior del edificio y con ello de su propia realidad. La situación de cada hueco de las ventanas está localizada en un único punto de la fachada, no obstante parece como si este lugar se moviera conjuntamente con el ir y venir de las carpinterías, representando de alguna manera la vida cotidiana de sus moradores.
Esta estrategia para resolver la fachada hizo que nos encontráramos libres a la hora de ordenar los espacios en planta. La estructura de la casa es un reflejo de la disposición espacial interior: como en un castillo de naipes, las paredes y divisiones, que apenas están colocadas unas sobre otras, satisfacen las necesidades estructurales del edificio...[+][+]
Client
Dominik & Stephanie Koechlin
Herzog & de Meuron Project Team
Partners: Jacques Herzog, Pierre de Meuron.
Project Team: Jean-Frédéric Luscher (Project Architect).
Planning
Landscape Design: Kienast Vogt Partner; Construction Management: Jean Frédéric Luscher (Herzog & de Meuron); Electrical Engineering: Baumann und Schaufelberger AG; HVAC Engineering: Waldhauser Haustechnik AG; Plumbing Engineering: Danzeisen Söhne AG; Structural Engineering: Ingenieurbüro Helmut Pauli.
Consulting
Facade Consultant: Mensch AG; Window Construction: R+R Metallbau.
Photos
Margherita Spiluttini