Este pabellón de jardín se construye como anexo de una casa tradicional que ocupa una parcela en esquina en una zona residencial de baja densidad. El nuevo volumen quebrado, que se ha proyectado para funcionar como un pequeño teatro, tiene una entrada cuya visibilidad desde la calle facilita el acceso del público que asistirá a las funciones de marionetas, y que se produce bordeando la casa original. De este modo, el nuevo edificio se ha concebido como una caja de gran ligereza, a la manera de un delicado instrumento musical posado entre los árboles del jardín. Está apoyado sobre durmientes de madera maciza y su estructura de entramado, evocadora de la arquitectura tradicional japonesa, se encuentra revestida con tableros de contrachapado. Este material se barniza en un tono oscuro que le confiere una gran elegancia, como si fuera un baúl de madera noble. También en el interior se utiliza el tablero contrachapado en los revestimientos y en las contraventanas, aunque en este caso se emplea un tratamiento superficial de una tonalidad más luminosa, que combina bien con el suelo de parquet.

Tanto la cubierta como la estancia principal y la estructura portante se encuentran claramente articuladas, siguiendo una cuidadosa modulación que se manifiesta, en cada uno de los alzados, en la distribución de los diversos tipos de fenestración. El sistema constructivo utilizado se basa en el apilamiento sucesivo de los distintos elementos, algo que queda bien patente en algunos detalles de encuentro entre los componentes. De esta manera, los durmientes sobre los que se apoya el volumen, así como la cubierta —que se coloca por encima de dicho volumen, dejando libre un espacio por donde pasa el aire—, se prolongan más allá de lo necesario, consiguiendo una apariencia de liviandad muy propia de los pabellones de jardín.

La necesaria proximidad del anexo a un gran árbol del tipo Paulownia adulta que se deseaba conservar induce un gesto de ‘abrazo’, que se expresa en la fachada sur del volumen con un ligero quiebro en el cajón principal que afecta también a la cubierta. Junto con los pilares dobles del hueco central de entrada y el cerramiento de tres de sus lados, el quiebro de esta fachada recuerda el Pabellón Suizo que construyera Le Corbusier en la Cité Universitaire de París en 1930, mientras que por otro lado, el refinamiento de los detalles como el remate de la cubierta, el tratamiento del gran voladizo de la cubierta o la finura de las pequeñas cornisas de las ventanas, son más bien reminiscencias de la arquitectura de Frank Lloyd Wright.[+]