El exceso de recursos formales y volumétricos de las casas del entorno —un barrio residencial de lujo al noroeste de Madrid—, y la discreción de los propietarios, propiciaron la propuesta de una geometría simple y el uso de una limitada cantidad de materiales. Sólo un dibujo alusivo a las tensiones estructurales sirve de ornato a su volumen abstracto. Un paralelepípedo de hormigón negro de planta rectangular se dispone con sus caras paralelas a los lindes de la parcela con su eje largo en la orientación norte-sur. Los muros son cerramiento, estructura y acabado.

Dos mecanismos articulan la contundente simplicidad volumétrica y material del edificio: el recorte de los muros para generar espacios abiertos y la introducción del sutil motivo ornamental, unas hendiduras lineales en los muros que llegan en algunas zonas a perforarlos convirtiéndolos en celosías. La planta baja alberga las zonas de estancia y cocina. La parte privada se dispone en la planta superior, con algunas piezas sin techo formando patios donde la vida se extiende a cielo abierto, protegida por los muros perimetrales perforados. La entrada, en el extremo norte, se presenta como un espacio vacío en el que destacan el vacío recortado en el edificio y la escalera de acceso como un objeto macizo. En contraste, el resto de la parcela es un jardín vegetado abierto al sur...[+]