Edificio administrativo La Coupole, Montpellier
Óscar Tusquets 

Edificio administrativo La Coupole, Montpellier

Óscar Tusquets 


Uno de los mayores éxitos de la arquitectura residencial de Ricardo Bofill ha tenido lugar en Montpellier. Allí, junto a un horrendo centro comercial, el Taller de Arquitectura proyectó un trozo de ciudad tradicional con calles y manzanas, pero con una dimensión monumental y un lenguaje escenográficamente clasicista. Su nombre, Antigone, hacía referencia tanto a la radical oposición frente a su vecino como a sus raíces culturales grecorromanas. Bofill dejó establecido que todo el barrio habría de realizarse también a la manera tradicional, es decir, asignando cada manzana a un arquitecto distinto, a condición de que se aviniera a respetar el carácter del conjunto. Y una de esas manzanas ha ido a parar a Óscar Tusquets, quien a su vez se la ha repartido con su socio parisiense, Pancho Ayguavives.

Se trata de una manzana simétrica colocada a caballo del eje longitudinal que domina el proyecto. Allí donde ambos se encuentran se forma una exedra en cuyo punto medio se abre un gran arco coronado por un pabellón cúbico y un casquete esférico. Tusquets ha subdividido compositivamente su mitad en varias partes para conseguir mayor variedad de fachadas. Así, en el tramo recto se aprecian tres bloques, de los que el intermedio presenta una fachada convexa en la que los huecos van disminuyendo en anchura aimedida que van subiendo de planta. En el bloque de la exedra, la fachada se compone a la manera de los edificios eclécticos de principios de siglo: las siete plantas se reparten entre un basamento alto, un orden gigante de pilastras, el friso de este orden, y uno o varios áticos retranqueados. El cuerpo cilindrico de la esquina achaflanada es una variación de su equivalente del Palau, salvo que está coronado por otro casquete esférico en el que tal vez faltaría un remate más rotundo... [+]


Arquitectos

Oscar Tusquets y Caries Díaz con Pancho Ayguavives, Xavier Goma, Marcos Roger y Michel Escorsa.

Fotos

Lluís Casals.