Casa Ugalde, Caldes d’Estrac
José Antonio Coderch 

Casa Ugalde, Caldes d’Estrac

José Antonio Coderch 


Durante la década de los cincuenta en España, los movimientos de vanguardia comenzaron a filtrarse en la disciplina de la profesión, si bien predominaba una actitud de compromiso en la que los principios de la modernidad se adaptaban en mayor o menor grado a las tradiciones locales. Éste es el caso de la residencia Ugalde, que entronca con el organicismo de Aldo van Eyck, defensor del regreso a una arquitectura elemental de estructura biológica, siendo la casa una mera agrupación de órganos diferenciados y células habitacionales.

La ubicación en un paraje privilegiado con amplias panorámicas sobre el mar condicionó desde un principio el diseño. Según afirmaba Coderch, «la distribución se hizo partiendo de un punto fijo y marcando con este punto como centro los ángulos de las vistas que se pretendían conseguir y las transparencias correspondientes». De este modo, la casa se organiza mediante un esquema geométrico centrífugo y rotativo que reacciona a la topografía, a las vistas y a la trayectoria solar.

Un estrecho sendero conduce hacia la entrada principal a lo largo de un muro ciego que oculta las habitaciones más privadas —cocina, aseos y dormitorios de solteros— , las cuales vierten a un estrecho patio posterior. Una vez dentro del vestíbulo, los paramentos verticales establecen un ritmo quebrado que cualifica las zonas sin separarlas. Amplios paños acristalados se alternan con los muros, algunos en forma de cuña, lo cual articula la conexión óptica con los porches y terrazas. El porche principal es un trapecio delimitado por la proyección horizontal del prisma casi flotante del dormitorio principal; su baja altura expande la mirada hacia el exterior, mientras su situación central articula y cualifica las terrazas anexas. A modo de visera, el porche secundario se prolonga tangente al salón hasta el pabellón de invitados. Por tres escaleras distintas se puede acceder a la planta superior, en donde las angulosidades de las paredes y las fracturas de los espacios se intensifican. Este juego plástico se acentúa mediante tramos de escalones que diferencian los distintos niveles de las ‘células habitacionales’ y mediante la alternancia de la cubierta plana con otras levemente inclinadas, que confieren al conjunto una elegante línea de comisa cuyo perfil se funde armónicamente con la escarpada ladera. Contrariamente a esta geometría dura y angulosa de la edificación, tanto la piscina como las terrazas adoptan unos contornos sinuosos o arqueados, mimetizando así la ondulación natural del entorno...[+]