Casa Imanolena, Motrico
Luis Peña Ganchegui 

Casa Imanolena, Motrico

Luis Peña Ganchegui 


Toda la obra de Luis Peña Ganchegui podría entenderse en función de los postulados del denominado ‘regionalismo crítico’, la corriente liderada entre otros por el crítico británico Kenneth Frampton, que preconiza un entronque de las tradiciones locales en los principios del Movimiento Moderno. En el ámbito de la vivienda colectiva destacan en la obra del arquitecto vasco algunos proyectos en Motrico y Oyárzun, donde fragmenta y escalona los volúmenes; estas subdivisiones no sólo sirven para adaptarse a la topografía, sino que reflejan la idea de agrupación de piezas, sutilmente relacionadas para formar un todo. Este concepto deriva del modo tradicional en que el pueblo vasco coloniza el territorio en unidades espaciales llamadas ‘valles’ o ‘universidades’.

Como evolución del caserío en sus aspectos tipológico y formal, la casa Imanolena demuestra una gran coherencia cultural con las raíces autóctonas; sin embargo, al faltar las premisas agrícolas que se daban en el caserío, la imagen de la casa se adapta a su función residencial en una topografía concreta, sin perder por ello su esencia como elemento protector y envolvente de la unidad familiar. Situada en una suave ladera que mira hacia el norte, se enfrenta al mar por su lado mayor.

Un patio-invernadero coronado por una galería superior alberga el núcleo de comunicaciones; y dos escaleras gemelas que bordean un jardín interior vinculan los dos niveles que diferencian la franja privada de los dormitorios de los ámbitos comunitarios: cocina, comedor y estar. En esta zona diurna se establece una continuidad visual con el exterior gracias al acristalamiento integral del lado norte, mientras la escasa altura del alero expande lateralmente las vistas y protege de las persistentes lluvias de la región. Por la cota más baja de la parcela se accede al garaje, que se sitúa apropiadamente en un nivel inferior al plano habitable como elemento ajeno e incompatible con la compacidad formal de la vivienda.

La construcción se implanta armónicamente en el paisaje creando su propia topografía de lucernarios y faldones de teja. Mirando desde la parte superior de la ladera, el vuelo de la cubierta protege la intimidad de los dormitorios. Se encuentra además una cierta vocación clásica en el carácter axial de los flancos laterales con sus chimeneas simétricas, sus tímpanos y sus robustas columnas, negada sin embargo en la distribución de los huecos y en los desniveles entre plataformas...[+]