Con el deseo de contribuir a impulsar el desarrollo económico del Alentejo, reforzando su mercado de ocio y turismo, el ayuntamiento de Mora, una pequeña localidad situada al norte de la región, convocó un concurso para diseñar un acuario cuyo programa combinase aspectos lúdicos y turísticos con otros científicos y de sensibilización medioambiental. Construido en el parque natural de Gameiro, el proyecto ganador entonces invita hoy a descubrir la biodiversidad del río ibérico a lo largo de un paseo temático, tanto por sus salas de exposición como por su entorno agreste.

Su asentamiento, al lado de un pequeño estanque natural, permite anunciar desde el exterior la relación que el interior guarda con el agua. Debido a la necesidad de crear áreas de sombra frente al sol abrasador, habitual en la región, el volumen se piensa como un monolito compacto protegido por una sucesión de pórticos blancos y exentos de hormigón prefabricado que adquieren en su coronación forma de hastial para evocar el perfil de los ‘montes’ (establos encalados característicos de la región). Junto con la sombra que proyecta esta osamenta, la ventilación cruzada y los conductos de agua reducen la energía de refrigeración, incrementan de forma sostenible la humedad y proporcionan un ambiente adecuado a las especies animales y vegetales que se encuentran en el interior. Alzada sobre un plinto de hormigón, en el que se talla una rampa de varios tramos y una escalera para resolver el acceso, esta suerte de cabaña enmascara unos volúmenes de terracota enyesada de acabado pulido donde se aloja el programa. Recepción, taquilla, cafetería, áreas de exposición, salas dedicadas a la docencia y a la investigación, una zona multimedia, un pequeño auditorio y una zona técnica componen el repertorio de usos del edificio, que se desarrolla en dos niveles, dedicándose al inferior a los sistemas de regulación y control de las características del agua de los acuarios.

En contraste con el blanco inmaculado de la envolvente exterior, el interior se oscurece con el fin de minimizar el impacto de los rayos ultravioleta sobre los acuarios y amplificar la profundidad visual a través de los mismos. El deambulatorio entre ambos espacios entrecorta el paisaje circundante y el recorrido a su través produce un curioso efecto de aceleración de las vistas. Por otro lado, un puente sobre el estanque aledaño permite asistir a una exposición a cielo abierto de las especies acuáticas que lo habitan. Con 2.000 metros cuadrados y unos 500 ejemplares de seres vivos, este acuario es el primero de Europa dedicado a la flora y fauna fluviales; no en vano, las expectativas son que reciba 200.000 visitantes por año... [+]