La edificación, situada en una finca de gran extensión en pleno llano del Ampurdán, se levanta en un sector de topografía sensiblemente plana, entre una pineda y una riera que conserva la vegetación original de encinar. La coincidencia entre las vistas dominantes y las condiciones de soleámiento aconsejaban el desarrollo de un edificio de carácter lineal, abierto a mediodía y opaco a la orientación norte, disposición aconsejable también como defensa frente a los vientos dominantes en esta zona. Por otra parte, la amplia dimensión del emplazamiento permitía el desarrollo de la vivienda en una sola planta, favoreciendo así la relación entre los espacios interiores y el jardín exterior.

El acceso se realiza desde el norte a través de un ancho camino pavimentado que une la vía exterior con el cuerpo de edificación, en el centro del cual se sitúa el amplio vestíbulo de ingreso. Esta pieza básica articula en su tomo el espacio y constituye el elemento fundamental en la organización de las circulaciones interiores; así, desde este punto puede accederse directamente a la zona central de día, abierta al sur; al área de dormitorios que ocupa el ala oeste de la edificación; o a la zona de servicios, con la cocina, el garaje y las dependencias técnicas, ubicada en el ala este. Junto al garaje, en el testero oriental, se organiza la vivienda de los guardeses.

La fachada septentrional se presenta hermética y cerrada, con escasez de huecos en sus paramentos y la única presencia amable del porche que señala la entrada a la vivienda. Por el contrario, hacia el mediodía, la relación entre interior y exterior se muestra mucho más matizada gracias a la organización de una serie de espacios intermedios: unos vinculados por completo a la vivienda, como los porches cubiertos que prolongan el espacio interior de la zona de día; otros relacionados con el interior a través de muretes y zonas pavimentadas, como el ámbito de la barbacoa, que forma una verdadera estancia al aire libre bajo la pineda.

La iluminación del interior está reforzada mediante una serie de lucernarios cúbicos orientados al norte. Estas claraboyas, junto con la chimenea del estar y el tiro de la barbacoa, son los únicos elementos que se contraponen a la horizontalidad dominante. La iluminación natural de la zona de dormitorios se completa con un patio semiabierto ocupado por un estanque al que abre el corredor de distribución.

En el jardín exterior se ha mantenido la vegetación característica de la zona. La formación de una plataforma nivelada, de tratamiento vegetal más meticuloso, define el área exterior más directamente relacionada con la vivienda...[+]