Casa Gallego, Oleiros

Manuel Gallego Jorreto 


La proximidad afectiva que encierra la construcción de la casa propia a menudo conduce al propietario hacia un proyecto a medida que asigna a cada cosa un lugar determinado. Pero a lo largo del tiempo el edificio proyectado en ese supuesto se revela rígido e inútil para afrontar las variaciones en la composición familiar de sus ocupantes, los adelantos técnicos o el simple cambio de dueño.

En su casa de Oleiros, Manuel Gallego quiso superar esa obsesión por definir el proyecto a partir del detalle y propuso un soporte con intención de futuro y donde cupiera todo, más afín a la manopla que al guante, sin otra acotación que su destino como casa familiar en armonía con las condiciones del entorno sobre las que se diseñó. Esta construcción evoca en su solución espacial, como contenedor libre de estructuras intermedias, los alpendres o cobertizos de la tradición gallega, y en su imagen arquetípica, larga, alta y estrecha, a las iglesias románicas que pueblan esas tierras. Levantada entre eucaliptos en una parcela casi rectangular, se dispone a orillas de la carretera, de forma que su fachada ocupa casi todo el frente y resguarda un jardín amplio. La pendiente del terreno está moldeada en las inmediaciones de la casa para lograr entradas enrasadas desde tres niveles diferentes.

El proyecto define un soporte abierto a diferentes posibilidades de compartimentación interior, organizado sobre dos tramas ortogonales. La separación entre las cerchas de cubierta modula el ancho tipo de habitación; en perpendicular se proporcionan las dimensiones de espacios servidores y servidos y se dispone la pared de conductos adosada a uno de los muros de cerramiento. La escalera que comunica los diferentes niveles parte la casa en dos zonas. Una de ellas, de doble altura, alberga los usos públicos; y la otra, los privados. La diferencia se advierte en la variedad dimensional de los huecos de fachada.

Para la construcción de la casa se eligieron materiales de uso común en la región, como son los muros de mampuesto o las cubiertas de fibrocemento. Sin embargo, el proyecto se vuelve aquí complejo, difícil mezcla de expresión y abstracción, para parecer fácil. Como sucede en los enrases entre los canalones de recogida de pluviales y los muros de cerramiento o en la disposición de los cargaderos, que parecen apoyar sobre las carpinterías y no en la fábrica, la solución de encuentro más directa entre los diferentes elementos constructivos sufre una vuelta de tuerca para someterse a la exactitud geométrica de la composición...[+]