Con vistas privilegiadas sobre el pantano de San Juan y acceso privado al agua en todo su límite este, la parcela goza de un alto grado de protección, debido al valor ecológico de la zona. Por tanto, el respeto hacia el paisaje, la topografía natural y la vegetación existente son principios básicos del proyecto.

La casa se dispone siguiendo la pendiente del terreno, como si levitara sobre el suelo natural. La relación que se establece con el entorno es de permeabilidad y potencialización. El plano de la casa es consecuencia directa de ese pleno respeto hacia la topografía y los árboles existentes, a los que se adapta y entre los cuales se desarrolla. La conexión entre el nivel de entrada y el acceso al agua se gradúa en tres niveles intermedios, en los que los diferentes miembros de la familia encuentran sus espacios privados, que se vinculan fácilmente tanto con el exterior como con el espacio público de la sala de estar y la cocina, situados, como un ombligo, entre el nivel de los padres y el de los niños. La casa no puede hablar de cuatro fachadas organizadas según la orientación a los puntos cardinales; el volumen resultante adquiere la calidad de su piel que, como tal, envuelve y protege el edificio: una piel continua de madera pintada en rojo que se hace transparente para capturar la luz y las vistas cuando es necesario.