Como parte del plan de ordenación de los ­terrenos pertenecientes a la estación ferroviaria de Basilea, se ha levantado un nuevo centro de señalización para controlar de forma altamente automatizada los cambios de agujas. Su función y su implantación determinan en gran medida la forma, una torre compacta que encuentra en su expresión abstracta una vía de identificación frente a un entorno heterogéneo que incluye naves, raíles y el recinto arbolado del cementerio. Aunque radicalmente distinta en función y carácter, esta pieza tiene como contrapunto indispensable el nuevo depósito de locomotoras, cuyos muros le brindan el telón de fondo neutro y horizontal que necesita.

La maquinaria es la principal ocupante de las cinco plantas del edificio, que no trascienden en el alzado. El cajón de hormigón que forma el límite entre el interior y el exterior se transforma con una cesta de cobre que recoge la estructura lineal de las vías en una envolvente de tiras continuas. Como una jaula de Faraday, la cesta exterior protege el núcleo del campo electromagnético inducido por el ferrocarril y confiere una presencia emblemática a esta construcción utilitaria. El control de las vías desde terminales de ordenador requiere un ámbito de trabajo en penumbra en el que el contacto con el exterior es tan solo necesario desde el punto de vista psicológico. Así, en las zonas correspondientes a las ventanas, la cesta vira sus cintas de cobre hasta que estas adoptan una posición horizontal, convirtiéndose en lamas que protegen de la luz, pero garantizan las vistas. La gradación de sombras que este mecanismo produce en la fachada durante el día se torna en transparencia velada durante la noche, cuando la iluminación procede del interior y pone de manifiesto las ventanas.

Aunque estas fachadas metálicas y abstractas son la expresión de un centro altamente tecnológico, los métodos artesanales demostraron ser los más eficaces para su construcción. Al núcleo de hormigón se fija una subestructura de listones dotados con pequeñas ménsulas que sustentan las bandas de cobre y apoyan su giro gradual. La solución de esquina, redondeada ligeramente, se remite a la idea primitiva de un núcleo envuelto con un alambre, como en la bobina de un circuito eléctrico. Con sus proporciones, el centro de señalización se implanta como un hito que dialoga con las torres del entorno distante de la ciudad. El carácter singular de la actuación adquirirá también sentido territorial cuando una red de piezas similares se extienda a lo largo del sistema ferroviario suizo con una frecuencia que hablará de la densidad del país. [+][+]