Casa Rudin, Leymen

Herzog & de Meuron 


Atan sólo unos kilómetros de la frontera con Suiza y Alemania, un paisaje de colinas ondulantes caracteriza la comarca del nordeste de Francia donde se ubica la casa. Sobre el sustrato arcilloso del que deriva el nombre de la localidad, las extensas praderas aparecen dominadas por edificaciones agrícolas dispersas que tienen la construcción en madera como denominador común. Distanciándose de una arquitectura que hunde sus raíces en la tierra, esta propuesta residencial se desliga del suelo y deja que el paisaje fluya sin inducir discontinuidades. Un volumen pesado y arquetípico aparece así suspendido sobre la suave ladera donde se asienta, manifestando una voluntad de ser aprehendido como un objeto abstracto.

Como un icono o un pictograma, esta casa sobre pilotis identifica lo doméstico con el gesto protector de un tejado a dos aguas. Su volumetría neta prescinde de cornisas y aleros, recortándose contra el cielo con el contorno preciso de un dibujo infantil. Su independencia del terreno se subraya mediante la plataforma que prolonga en dirección este-oeste la base flotante de la casa y extiende las estancias interiores en una lámina de agua por un lado, y en una terraza sin antepechos por el lado opuesto. Al no ser necesario el sótano que en la vecina Suiza es obligatorio proyectar como refugio antiaéreo, todo aquello que normalmente ocupa la planta baja de una vivienda ha sido eliminado o desplazado, para reducir aquí el vínculo con el terreno a un esquemático cuarto de instalaciones y al tramo de escaleras de acceso, situado bajo el corazón de la casa. Sin una puerta de entrada visible desde la distancia, el sólido así definido se perfora con grandes huecos que tergiversan la escala del edificio y restablecen la relación con el entorno que sus cimientos niegan, confiriendo a los interiores cierta dimensión palaciega.

Inmersa en el ciclo natural del agua, la imagen compacta y abstracta de la casa se apoya en una definición material que acerca cromáticamente la cubierta a las paredes. Una arista nítida resuelve de forma escueta el encuentro entre el hormigón de las fachadas y las láminas bituminosas que revisten los paños inclinados. Reducido a su mínima expresión, el canalón se sustituye por una pletina metálica que conduce el agua de lluvia hasta los extremos de la fachada oeste, a cuyos pies se encuentra el estanque. Como sucedía con la nave Ricola de Mulhouse, el paramento vertical irá adquiriendo con el tiempo una pátina vegetal y de depósitos minerales que desdibujará sus aristas, haciendo que el aspecto de la casa varíe con el transcurso del tiempo.[+][+][+]


Cliente Client
Hanspeter Rudin

Arquitectos Architects
Jacques Herzog, Pierre de Meuron, Harry Gugger, Christine Binswanger 

Colaboradores Collaborators
Lukas Bögli

Consultores Consultants
H. P. Frei, F. Männel (estructura structure); B. Sontag (hormigón concrete)

Fotos Photos
Margherita Spiluttini