Situada entre paredes medianeras, en un solar muy profundo, esta casa está compuesta por una sucesión de volúmenes que se retranquean buscando la luz y las vistas, y que se disponen entre pequeños patios concatenados entre sí. La continuidad entre el exterior y el interior producida por este modo de colonizar la parcela se matiza mediante el uso de la vegetación situada en los patios y en el empleo de los materiales cerámicos en la fachada, a los que se ha dotado intencionadamente de un acabado rugoso, un tanto basto. El ladrillo no funciona sólo como un argumento estético; se utiliza también por su inercia térmica y por sus prestaciones mecánicas, aparejado en muros de carga que van delimitando las estancias. Estos muros están formados por vigas poscomprimidas de cerámica armada, en las que los ladrillos macizos se refuerzan y estratifican mediante franjas que expresan con sus hiladas de diferente altura el comportamiento estructural de los muros.