La casa era para una pareja joven sin hijos, con unas demandas programáticas convencionales (garaje, tres habitaciones, estudio, etc.). La parcela, triangular y de unos 400 m², formaba parte de una promoción de suelo protegido. El proceso se basó en una reducción continua de las demandas de los clientes —y de los arquitectos— para disminuir el precio final sin dejar de reconocer las especificidades de los clientes, del solar y del contexto. Finalmente el coste quedó reducido a menos de la mitad.

La primera decisión fue no hacer ningún gesto respecto al solar, renunciando a concentrar espacio exterior en una fachada, pues esto supondría construir dos plantas, y para lograr los objetivos constructivos y económicos era necesario una sola planta. Esta renuncia volumétrica implicaba otra programática: no habría garaje ni vestíbulo y habría sólo un baño. Se asume pues la geometría triangular del solar y se establece una distribución sistemática a partir de dos tipos de espacios: tres de 8 a 10m² y tres de 15 a 18m², todos en fachada, en torno a un espacio central triangular para usos no previstos. La voluntad de trabajar con un sistema económico de muros, que trabajaran a compresión, se concreta con una tecnología asumible para un albañil tradicional. A pesar del control presupuestario, los clientes encontraron dificultades para financiar los 250.000 euros previstos inicialmente. A partir de ahí se inicia un proceso de revisión (aún más), simplificación de las tecnologías y eliminación de revestimientos y acabados prescindibles, lo que permite —con la aprobación del albañil— ajustar el presupuesto hasta los 120.000 euros finales (PEM).

La casa se construye con una doble hoja con cámara, con el muro estructural en la hoja interior para evitar puentes térmicos. Este muro, de gero colocado para quedar visto, como el resto de muros de carga interiores, se construye encima del forjado sanitario, sobredimensionado para soportar un pavimento de hormigón que se completó antes de iniciar la construcción de las paredes, ocultando juntas y evitando las dificultades de su aplicación a posteriori. La fachada se realizó con el mismo ladrillo gero pero girado, con los agujeros a la vista, configurando una fachada ventilada con una cámara que drena las aguas fácilmente por geometría. En el forjado de la cubierta se dejan viguetas y bovedillas vistas estrictamente apoyadas en los muros de carga, para evitar la transmisión de momentos a la estructura mural. La cubierta se protege con el material reciclado de los residuos cerámicos generados por la obra. En cuanto a los ventanales, sólo los espacios amueblados como habitación (dos piezas) se cierran con carpinterías superpuestas (no encajadas) a las paredes de carga.