En la misma parcela que la Escuela de Arquitectura del Vallès, el proyecto es resultado de un concurso que planteaba tres retos: construir habitabilidad para estudiantes de arquitectura, cumplir la certificación energética suiza Minergie (bajar de los 38 kwh/m²a) y utilizar un nuevo sistema de construcción industrializada (EMI de Compact Hàbit).

La posición del edificio pretende mantener el equilibrio entre las construcciones existentes y los espacios exteriores, así como priorizar la relación directa entre las viviendas y el campus con el suelo, propiciando el uso de los espacios exteriores y los recorridos horizontales, adaptados y sin ascensores. La topografía existente y la organización en doble barra permiten acercar todas las viviendas a la cota del suelo y potenciar un gran patio central, que se cubrirá con cerramientos de invernadero, convirtiéndolo en un ‘espacio intermedio’ bioclimatizado, que permitirá mejorar la eficiencia energética del edificio.

La apuesta por la construcción industrializada (con 62 módulos: 57 del mismo tipo de vivienda y 5 especiales para usos comunitarios y accesos) permite ahorrar tiempo, garantizar el control de ejecución, implantar sistemas en seco y minimizar los residuos de obra. El proyecto opta por dejar en manos de los usuarios —estudiantes de arquitectura— la distribución de los 40 metros cuadrados de los apartamentos, ofreciendo sólo los elementos mínimos y exigidos por normativa. La idea de edificio no acabado tiene una incidencia determinante en el resultado material: por un lado disminuye el impacto ambiental por el hecho de utilizar menos recursos y por otro ofrece la oportunidad de una nueva expresión material. 

El módulo de hormigón original se presenta desnudo aprovechando su materialidad, su textura y su inercia térmica. Los pocos revestimientos interiores son principalmente paneles de madera contrachapada que se utilizan para el encofrado de hormigón —un material renovable y que se presenta en junta seca y sin necesidad de acabado final—. Los armarios de cocina, del mismo material, se han entregado sin puertas pero con muchos estantes móviles que permiten economizar pero que a su vez refuerzan y ayudan a expresar mejor el uso real de la vivienda. Las fachadas responden a una lógica industrializada de construcción en seco, ligera y reversible donde predomina un importante grosor de aislamiento térmico combinado con membranas de estanqueidad transpirables y fachadas ventiladas. Las fachadas exteriores, más expuestas a la intemperie, se resuelven con chapa galvanizada plegada para reducir el peso y la cantidad de material no renovable, mientras que las interiores, se utilizan paneles de madera contrachapada.