Capillas funerarias, Oliveira do Douro
Jose Fernando Gonçalves 


Con un típico esquema decimonónico de cuadros de tumbas separados por caminos en cruz, el cementerio de Oliveira do Douro aparece rodeado de parcelas irregulares sobre las que el caserío se ha ido levantando sin regla alguna. Tan sólo la alameda que acompaña el recorrido del cortejo fúnebre desde el pueblo hasta el camposanto establece un elemento de orden que se ha querido reforzar con la construcción del nuevo tanatorio: un conjunto de tres capillas funerarias que se sitúa frente al cementerio y en paralelo con el paseo arbolado, ayudando a definir el acceso a la iglesia parroquial situada al este del recinto.

En un juego de contrarios, el tanatorio se enfrenta al cementerio desde el otro extremo del paseo, definiendo sus coordenadas por oposición a las del recinto existente. La aridez de los pavimentos y las lápidas de mármol de este último se sustituyen por un plano de césped que da continuidad a la vegetación de la alameda, y su ordenación espacial fija e inmóvil es en el tanatorio un ámbito dominado por la luz, donde las claraboyas recuerdan la presencia del cielo y los huecos abiertos a ras sobre el pavimento subrayan el vínculo del edificio con la tierra. Con su acceso alineado con el del cementerio, el tanatorio se desarrolla en paralelo con la alameda como un conjunto de volúmenes hilvanados por una galería que recorre el fondo del solar. Los prismas neutros de la sacristía, la capilla donde se celebra el oficio funerario, el pórtico de acceso y los dos velatorios de menor tamaño se suceden en un recinto arbolado y acotado por un muro que se aligera hasta ser una liviana verja metálica en el frente principal. Una gran cruz metálica se yergue al este de las capillas junto al camino de acceso, permitiendo con su tamaño identificar desde la distancia el lugar como un recinto sagrado.

Constructivamente, el edificio busca una simplicidad material que subraye el despojamiento del ritual religioso. Tanto la capilla mayor como la galería abierta al sur se llevan a cabo en hormigón armado visto, un material austero que envejece con dignidad asumiendo los distintos usos que se puedan asignar al edificio a lo largo del tiempo. Los velatorios en cambio se presentan al exterior como estuches de travertino romano que esconden un interior de paramentos estucados y pavimentos de madera, labrados como si se tratara de relicarios. Con la misma intención de fundirse con su entorno inmediato, tanto las cubiertas como las carpinterías se realizan en chapa de cobre, un material que con el tiempo y la lluvia se oxidará con una pátina verde semejante al color de la vegetación que lo rodea...[+]


Cliente Client
Padre Avelino Jorge Soares

Arquitecto Architect
Jose Fernando Gonçalves

Colaborador Collaborator
Nuno Brandão

Consultores Consultants
Dora Ribeiro (estructura structure); Ribeiro (electricidad electrical engineering); Paulo Jorge Fernandes (infraestructuras infrastructures)

Fotos Photos
Luis Ferreira Alves