Templo budista, Kioto
Takashi Yamaguchi 


En pocos países el sincretismo religioso está hoy en día tan arraigado como en Japón. La práctica del sintoismo original del archipiélago nipón convive con el budismo que se introdujo desde Corea en el año 539 después de Cristo y, en menor medida, con el taoísmo e incluso con el cristianismo, de manera que los ciudadanos hacen uso de los rituales de una u otra religión dependiendo de qué ocasión se trate. Las bodas suelen ser celebraciones sintoistas, mientras los funerales tienden a ser ceremonias budistas, siendo frecuente que los templos de una y otra religión estén situados dentro de un mismo recinto sagrado.

Situado al noreste de Kioto —la capital japonesa hasta 1868, que cuenta en su territorio con más de 2.000 templos y santuarios—, el templo budista de Zuisen-ji ocupa un privilegiado paraje de la península que se adentra en el lago Tsutenko con una composición de varios edificios de factura tradicional. Ahora, un nuevo pabellón religioso se ha añadido al conjunto para adorar a los ancestros femeninos, algo poco habitual en una cultura que venera sobre todo el linaje masculino. El templo es por tanto un acto de reconocimiento a la mujer como generadora de vida, un contenedor que evoca en su interior el retorno al útero materno con un cerramiento opaco que envuelve al visitante invitándole a recordar su relación con la madre y a dar gracias por haber nacido. El necesario aislamiento de lo que ocurre alrededor se consigue mediante una envolvente de hormigón acabada en blanco como símbolo de la pureza. Su perfil prismático y la ausencia de juntas transforman el edificio en un prisma abstracto que parece flotar sobre la alfombra de trozos de antracita que señala su parcela. Una losa de mármol blanco indica la ubicación de la entrada, una suerte de umbral profundo que prolonga simbólicamente el tránsito entre el interior y el exterior.

Participando de la misma abstracción, el espacio interior dedicado al culto está dividido en dos ámbitos. En la mitad contigua a la entrada, los tatamis del suelo indican el espacio a ocupar por las familias que acuden a rezar, mientras en la zona restante, un pavimento de mármol blanco delimita el área reservada a los monjes. En este ámbito, una plataforma escalonada asciende hasta la columna de Buda que preside el altar, desplegando a lo largo de sus escalones toda una serie de tablillas mortuorias. Un gran ventanal de vidrio opalescente se abre en el testero opuesto a la entrada para iluminar desde atrás el altar y tensar el eje principal del templo como símbolo del paso de este mundo al siguiente...[+]


Arquitecto Architect
Takashi Yamaguchi

Colaborador Collaborator
Jun Murata (arquitecto architect

Consultores Consultants
Taiki Maehara (estructura structure

Fotos Photos
Shinkenchiku-sha