Destinada a ser un lugar de reflexión, silencio y oración para una comunidad formada por miembros de diferentes creencias religiosas, esta capilla subterránea desaparece en el paisaje de la localidad de San Antonio Baspul, en el municipio de Chicxulub Pueblo. Diseñada por la firma mexicana liderada por Enrique Javier Cabrera Peniche, la intervención está resuelta con los mínimos elementos, generando un espacio vacío. El marco de acceso, realizado en hormigón, indica el inicio de la rampa flanqueada por chakás —árboles que alcanzan hasta 15 metros de altura—, que conducen a una nave única. Los muros pétreos de textura rugosa sustentan el techo formado por bovedillas de hormigón. El altar, que semeja el final de una cueva, presenta un techo abierto enmarcando el cielo. Aquí la presencia de agua hace referencia a los cenotes locales, habituales de la península de Yucatán.

Foto: Enrique Cabrera