Frente al lago Sete Cidades, en la isla azoreña de São Miguel, un conjunto de viviendas se extiende a lo largo de una ladera en una zona periférica del núcleo urbano homónimo. El proyecto reinterpreta la volumetría básica de las construcciones tradicionales —con cubiertas de teja y paredes encaladas— llevando al límite su sencillez geométrica y radicalizando su materialidad. El hormigón armado, con acabado visto, da forma de manera continua a suelos, paredes y techos. Además de la estructura principal, todos los elementos complementarios —canalones, chimeneas, dinteles, vierteaguas, etc.— se moldean en el propio hormigón, creando una imagen uniforme que consigue ser al mismo tiempo evocadora y abstracta. El resultado, por tanto, persigue la idea arquetípica de casa con tejado a dos aguas y, al mismo tiempo, se inspira en la arquitectura vernácula de la región integrando elementos tradicionales como un horno que sobresale en el muro exterior.

Sobre una parcela trapezoidal en pendiente, las viviendas se distribuyen siguiendo un esquema conocido como quincunce que alterna por filas la posición de los llenos y los vacíos. Esta disposición geométrica, muy común en las plantaciones agrarias, permite que un mayor número de casas tenga vistas al lago. El espacio entre ellas se enlaza a través de una superficie continua cubierta de césped sin vallas ni divisiones intermedias, que se adapta a los desniveles de la topografía. En el interior, las habitaciones se distribuyen en torno a un núcleo central de escaleras y servicios, y se abren hacia el exterior mediante huecos puntuales horadados en las paredes y los techos de hormigón. Las zonas no habitables del espacio bajocubierta se aprovechan para ocultar los aparatos de las instalaciones.

Situadas en un terreno de propiedad municipal, las casas fueron impulsadas por el gobierno regional para venderlas en régimen de precio tasado a jóvenes locales y evitar así que emigren a otras ciudades. La construcción debía, por tanto, optimizar la relación entre la calidad y el coste mediante soluciones racionales. El área de actuación, que tiene una superficie total de 13.202 metros cuadrados, linda al oeste con una calle existente formada por viviendas de dos plantas, a norte y este con una serie de parcelas de explotación agrícola, y al sur con un bosque no edificable. Las casas —de dos o tres habitaciones— se disponen en parcelas a lo largo de las calles norte-sur, y se orientan en la dirección este-oeste.