El proyecto esta ubicado en Altos de Cazucá, un barrio del municipio de Soacha, conurbación periférica a la ciudad de Bogotá. Se trata de una zona muy deprimida socioeconómicamente y carente de cualquier tipo de infraestructura pública. El barrio es conocido por sus problemas de inseguridad y es el hogar de miles de personas que han sido desplazadas de sus pueblos debido al conflicto armado de Colombia.

Por ello, la Fundación Pies Descalzos buscaba desarrollar una cubierta que complementara la cancha múltiple del barrio, pero que fuera más allá de su función y se convirtiera en una infraestructura capaz de ofrecer servicios recreativos, donde los vecinos pudieran participar en diferentes eventos y los alumnos del colegio pudieran practicar actividades deportivas: un lugar que sirviera como centro de la comunidad, permitiendo una gran diversidad de usos y ocupaciones.

Como parte de la investigación sobre los potenciales de la arquitectura pensada modular y sistemáticamente, y desde el entendimiento del espacio público como un sistema abierto y en constante crecimiento, en términos físicos y de actividad, el interés principal del proyecto fue desarrollar un módulo con capacidades geométricas para producir patrones u organizaciones abiertas que promovieran configuraciones espaciales aptas para acciones sociales, relaciones comunitarias y fortalecimiento de lazos vecinales desde la actividad pública recreativa y cultural. Un proyecto que podría crecer y ocupar más allá del perímetro de la cancha, un sistema con la capacidad de extenderse y unir otros espacios del barrio, como si fuera una semilla que se propaga con el tiempo.

El proyecto consiste en una horizontal elevada de 1.744 metros cuadrados y un terreno de espacio público de 800 metros cuadrados. Las dimensiones de la cubierta son de aproximadamente 22,7x30,8metros y está conformada por 94 módulos con forma de poliedro de 12 caras. La estructura aparece en el paisaje como un grupo de árboles que soportan la cubierta como un plano apoyado sobre los dos ejes de las columnas. Los materiales utilizados para la construcción de cada módulo son malla expandida, tubos metálicos y tejas traslúcidas.

Hoy en día Bosque de la Esperanza funciona como un primer prototipo que puede ser utilizado como campo deportivo, mercado al aire libre, iglesia, galería de arte, centro de reuniones y arena de conciertos, y se ha convertido en un referente urbano de aglomeración comunitaria que fomenta dinámicas de integración social y cooperación...[+]