Construido en 1935 para los Juegos Atléticos Nacionales, el estadio Romelio Martínez fue inicialmente un espacio destinado a la práctica del béisbol para convertirse después en una cancha de fútbol de barrio. Sobre estos espacios se construyó el estadio y la llamada ‘tribuna de sombra’—que corresponde a la tribuna norte—, por la cual el estadio fue declarado Bien de Interés Cultural de carácter nacional (BIC)—. La cancha no tenía la orientación norte-sur requerida para la celebración de los Juegos Centroamericanos y del Caribe que se celebraban en 2018, y fue preciso remodelar y ampliar el estadio, reorientando el campo de fútbol para que cumpliera con la norma. Adicionalmente se buscó que sirviera también para los espectáculos del carnaval, muy importantes en la cultura de Barranquilla.

Con el fin de lograr esa mayor diversidad de uso y al mismo tiempo relacionar el estadio con el espacio público exterior, las tribunas se fracturan en varios grupos. Esta estrategia permite zonificar y agrupar diferentes tribunas y espacios para albergar tanto eventos de carnaval como zonas de pícnic, área de conciertos, de baile, etc., convirtiendo el estadio en un lugar de referencia para las celebraciones caribeñas. Se consigue además que el verde del parque colindante pase a formar parte del estadio, y que desde el exterior se pueda entrever lo que ocurre en el interior. De esta manera, el nuevo estadio no es sólo una estructura cerrada destinada a eventos deportivos, sino que se convierte en un espacio abierto al público y capaz de albergar actividades muy diversas.

La organización del proyecto está basada en un diagrama de crecimiento en el tiempo de bandas, siendo éstas sistemas abstractos que permiten desarrollar estrategias organizativas incompletas e indeterminadas, que nacen de la combinación de elementos repetitivos y regulares: una idea de código flexible, sin escala ni final, donde el orden se encuentra más en su posible direccionalidad y en su crecimiento por repetición en los dos sentidos. Esta organización hace posible seguir extendiendo el parque a través de las bandas en el futuro.

En el lado este las bandas se convierten en terrazas que en su parte inferior contienen locales de artesanía relacionada con el carnaval; en el lado oeste estas bandas dan paso a jardines que en su interior albergan restaurantes; así el estadio es autosostenible y capaz de generar otras actividades además del deporte y el carnaval durante el año. En el lado norte está situada la tribuna patrimonial, y está previsto que albergue un museo dedicado a la historia del fútbol en Colombia, que tiene su origen en Barranquilla a principios del siglo XX.