En la ciudad suiza de Uster, una antigua área industrial conocida como Zellweger Park se ha transformado en un barrio de usos mixtos que incluye piezas de arquitectura de gran calidad y obras de arte contemporáneo. Este edificio de 32 apartamentos se sitúa junto a la sede administrativa y al pabellón expositivo de la empresa Zellweger Luwa, diseñados en la década de 1960 por el arquitecto suizo Roland Rohn.

El cubo de hormigón de ocho alturas se emplaza en el centro del parque en la orilla del estanque Herterweiher, en una posición oblicua respecto a los edificios cercanos para maximizar la exposición al sol. Los apartamentos, de planta cuadrada, se sitúan en las esquinas, lo que permite que todos disfruten de vistas hacia dos de las cuatro direcciones: el castillo Uster, el estanque Herterweiher, el lago Greifensee y los Alpes. El volumen parece estar elevado ligeramente sobre el parque público, de manera que se protege la privacidad de los inquilinos de la planta baja.

El sistema de circulación consigue que los distintos apartamentos sean muy independientes entre sí y a su vez refuerza el contacto del edificio y el entorno natural. Dos ascensores, situados en el centro del volumen, dan acceso individual a cada vivienda, sin vestíbulos compartidos. Las escaleras se sitúan en el exterior, en las cuatro esquinas del cuadrado, y se combinan con amplios balcones, que comunican directamente los apartamentos con el arbolado. Estas torres cilíndricas varían su posición respecto a las esquinas para mejorar su orientación y aumentar la privacidad. Desde el parque, se pueden utilizar las escaleras de caracol para acceder a los apartamentos a través de los balcones. Estos espacios actúan como amplias logias con forma de media luna, tamizadas con cortinas, como si fueran una habitación más, y cuentan con barandillas de listones blancos concebidas por el artista Erik Steinbrecher.

La fachada, formada por una retícula de hormigón, se construyó usando el encofrado más barato, aportando una fuerte expresividad, ya que el acabado es directamente el hormigón en bruto y sólo se corrigieron los defectos cuando fue técnicamente necesario. La luz natural llega hasta el fondo de los apartamentos gracias a las ventanas de aluminio y madera que ofrecen vistas de los árboles cercanos, los edificios vecinos y el parque. A pesar de las restricciones de la normativa energética, se pudieron utilizar grandes ventanales de vidrio debido a la gran compacidad del volumen en forma de cubo. La robusta carcasa y la rudeza de los detalles resuenan con el carácter del antiguo barrio industrial.