Opinión 

Tormenta de titanio

Gehry, Guggenheim, Bilbao

Opinión 

Tormenta de titanio

Gehry, Guggenheim, Bilbao

Luis Fernández-Galiano 
31/08/1997


Esta tempestad de metal se abrirá sin el Guernica. Poco importa. Las olas quietas de Gehry no necesitan los gritos silenciosos de Picasso. Antes de terminarse, este remolino luminoso y helado se ha convertido en el símbolo de Bilbao, y acaso de los vascos. Como no había sucedido en la historia de la arquitectura moderna desde que el danés Jørn Utzon izase en la bahía de Sidney las velas blancas de la ópera, un edificio ha devenido el emblema instantáneo de una ciudad. También en este caso fraguado en la polémica, el perfil agitado del museo Guggenheim representa el turbión emotivo y violento de la historia vasca. A orillas de una ría horizontal y mate, las aguas levantadas e insumisas de esta criatura náutica y marina fingen albergar el arte de este siglo tras sus escamas de titanio; pero son las convulsiones del mundo las que laten bajo el fulgor sombrío de su piel alabeada...[+]


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