Guggenheim Bilbao. El museo que el californiano Frank Gehry ha construido en la ribera de la ría del Nervión es una escultura habitable, una franquicia cultural y un exorcismo político. Las circunstancias que han rodeado el encargo del proyecto y las expectativas que ha suscitado su construcción son tantas y de índole tan diversa que es imposible separarlas de las consideraciones estrictamente arquitectónicas. El Guggenheim Bilbao se ha convertido en el poderoso emblema de una ciudad que intenta ser otra en el futuro.
Luis Fernández-Galiano
Tormenta de titanio
Luis Fernández-Galiano
Frank Gehry, una conversación
Joseba Zulaika
'Potlatch' arquitectónico
Javier Mozas
Bilbao, ‘ciudad-collage’
Edificios: proyectos y realizaciones
Arquitectura
De la forma a la materia. La construcción del Museo Guggenheim planteaba todo tipo de retos técnicos y organizativos. Encargado en Nueva York, proyectado en Los Ángeles y levantado en Bilbao con el concurso de empresas de todo el mundo, el edificio de Gehry se ha hecho realidad gracias a un proceso que ha requerido complejos acuerdos entre las partes implicadas.
César Caicoya
Acuerdos formales
Del proyecto a la construcción
Joan Sabaté
Transformar la materia
Libertad formal y razón técnica
Dimensiones simbólicas. Muchos coinciden en señalar que la arquitectura de Gehry ha encontrado su mejor emplazamiento en el escenario industrial de las márgenes de la Ría bilbaína, y entre las interpretaciones surgidas en torno a las agitadas formas del Museo Guggenheim, la más extendida lo califica como una gran metáfora de la situación que atraviesa el País Vasco.
Juan Antonio Ramírez
Bilbao-Babel
La explosión congelada
Doce arquitectos y un escultor
Juicios sumarios
Dimensiones del Guggenheim
Libros, exposiciones, personajes
Arte / Cultura
Coartadas culturales. El último episodio de la agitada historia de la Fundación Guggenheim podría titularse 'franquicia museística'; y el mítico Guernica de Picasso se ha convertido en objeto de una reivindicación política.
Guillermo Solana
La galaxia Guggenheim
Antonio Muñoz Molina
El pasado balcánico
Artes ingenieriles. Bilbao construye nuevos puentes como parte de su proceso de renovación urbana; y el Centro Pompidou de París dedica una exposición a los grandes trabajos ingenieriles desde una consideración artística.
Antonio Román
Pasos del Nervión
Jean-Claude Garcias
El arte del ingeniero
Fuentes de lo moderno. Continúa la reflexión crítica en torno a los grandes temas de la modernidad, y proliferan las monografías dedicadas a las figuras que definieron, impulsaron y consolidaron el proyecto moderno.
Historietas de Focho
Eero Saarinen
Autores varios
Libros
Interiorismo, diseño, construcción
Técnica / Estilo
Museos de Europa. La capacidad expresiva de la arquitectura se manifiesta nítidamente en tres museos europeos recientes: el rayo de Libeskind en Berlín simboliza el Holocausto judío; la proa de Piano en Amsterdam proclama su pertenencia a un entorno portuario; y la espiral de Zamp Kelp en Mettmann representa la evolución de la especie humana.
Daniel Libeskind
Museo Judío, Berlín
Renzo Piano
Museo de Ciencia, Ámsterdam
Günter Zamp Kelp
Museo Neanderthal, Mettmann
Para terminar, un catálogo completo de sistemas y productos para la realización de muros cortina; y una opinión de Félix de Azúa sobre la agria polémica que ha suscitado la petición de traslado del Guernica: para el escritor, no existe un ejemplo mejor de la transformación que han sufrido las obras de arte en este siglo, convertidas hoy en elementos de una economía del ocio.
Productos
Muros cortina
Resumen en inglés
Guggenheim Bilbao
Félix de Azúa
¿Pikasso?
Luis Fernández-Galiano
Guggenheim Bilbao
Este museo está hecho con tinta y con titanio. En su remolino rizado confluyen ríos rumorosos de algarabías mediáticas, y su oleaje metálico bate y confunde las aguas de la polémica. Gehry, Guggenheim, Guernica: la última obra de un gran arquitecto californiano, la primera gran sucursal de un museo neoyorquino y el viaje incierto de un lienzo tan grande como mítico. Las tres cuestiones se enredan a la orilla de la ría de Bilbao, alrededor de las formas agitadas de una construcción que es a la vez una escultura habitable, una franquicia cultural y un exorcismo político.
Como arquitectura escultórica, la obra de Gehry es magistral en su inserción urbana, admirable en su modelado plástico e irreprochable en su realización. La apropiación del lugar es tan rotunda que ya no se concibe allí solución alternativa alguna; sus volúmenes tormentosos y los interiores expresionistas son tan inesperados y emotivos que capturan la voluntad del espectador; y la proeza técnica y organizativa de su construcción impresiona a cualquiera. Es la mejor obra madura del arquitecto, y una representación ejemplar de las escenografías del arte en la sociedad del espectáculo.
Como museo de franquicia, el Guggenheim es un experimento cultural insólito, basado en un acuerdo deplorable, y del que se esperan unos frutos económicos equívocos. El que el mayor esfuerzo español en el terreno de las artes sea la sucursal de un museo americano resulta casi grotesco; el acuerdo es tan desventajoso para los vascos que sólo puede entenderse como producto de la precipitación y la ignorancia; y los beneficios provenientes de la captación de inversiones y turismo dependen tanto de la estabilidad política vasca que difícilmente pueden contabilizarse.
Como gesto de exorcismo, la insistencia en desplazar el Guernica subraya la indefinición de los objetivos artísticos, manifiesta la confusión de los políticos y evidencia el carácter sagrado y totémico del empeño. La demanda reiterada del lienzo de Picasso oculta la vacuidad del proyecto museístico; pone al descubierto la demagogia de los que interpretan la historia desde el prisma mezquino de la toponimia; y arroja luz sobre la condición precozmente mítica del museo, que necesita consagrarse como lugar de culto albergando una reliquia que congregue y redima al pueblo fiel.
Escultura, franquicia y exorcismo, esta erupción alegre es un signo de crisis y esperanza, que brota junto a un puente con ímpetu floral y alarga al agua tirabuzones de titanio. Haciendo lo que sabe, Gehry ha entrado en sintonía tímida y tirante con una tierra o un tiempo desdichados: sus formas explosivas expresan a la vez la violencia y la vida, tiritando en la tiniebla tibia de un país que perece y resucita. Más titán que Titanic, este coloso sobrio rechaza la fortuna del navío, y titubea incierto bajo la luna vieja de Bilbao, acuñada en titanio sobre un cielo de tinta.