Opinión 

Humanidad unánime


Soldiers cleaning oil from the Prestige in Galician coast, 2003

Las coreografías uniformadas del trabajo o el auxilio seducen con su disciplina musical. Cuando los cuerpos se desdibujan en el anonimato de la multitud, no hace falta presentarlos de negro para que su identidad se transforme en una sombra, dramática como las bolsas oscuras de las víctimas, y la confusión abigarrada de la presencia se hace tan líquida como el arabesco de las ausencias sobre el césped. No hay individuos entre las mujeres de Kandahar, como no los hay entre las figuras translúcidas e intercambiables que visitan las cataratas del Niágara, porque en ambos casos la silueta y el atuendo reemplaza la identidad. Desde luego, las prendas de protección de voluntarios o bomberos ayudan a definir el carácter colectivo del empeño, subrayado por cascos, escafandras o capuchas, y llegan a componer ballets tan hipnóticos como el dueto blanco y negro del chapapote: las figuras sucias recortándose en el hervor de la espuma, y los monos limpios sobre el fondo grumoso del alquitrán que cubre las rocas de la playa. Cuando este baile de figuras encapuchadas se registra a la vez por diferentes fotógrafos, sabemos que se trata de una noticia orquestada, y así el asalto de policías especiales serbios en busca de Milosevic, una humanidad coral persiguiendo crímenes contra la humanidad...[+]


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