Opinión 

Elegía del ojo


Pierre-Louis Pierson, Scherzo de folia, c. 1840

Una elegía que habría que escribir, juanramonianamente, con jota de nostaljia, porque en esta fiesta de carnaval el ojo exacto del oculista se ha transformado en el ojo equívoco de la máscara, y el ojo dominante de la ambición moderna ha dejado su lugar a un ojo dubitativo más atento a las mudanzas y trastornos del paso del tiempo que a la imposición afirmativa de su mirada en el mundo. Los lienzos que Gandy pintó para Soane expresan admirablemente la encrucijada del ojo entre la razón ilustrada y la emoción romántica: las dos pinturas de la Oficina de Transferencia de Fondos del Banco de Inglaterra muestran la sala durante su construcción y ya finalizada, y en ese tránsito de la obra en curso a la ocupada se abrevia una lección luminosa y optimista; en contraste, las dos representaciones de la Rotonda, terminada y en ruinas, lastran la mirada con la prefiguración del declive, e insertan el edificio en un tiempo biológico e histórico. Esta ruina elegíaca que encuentra la verdad de la obra en su destrucción última es muy distinta de la ruina fértil de Bramante o la ruina pedagógica de Rondelet, ilustraciones ambas de la tenaz continuidad de la norma, por lo que, al fin y al cabo, es posible que sólo el ojo seccionado de Dalí y Buñuel dé cuenta cabal de su mirada indócil, mortal e interrumpida...[+]


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