Opinión 

El mundo según G.


Andreas Gursky, Klistchko, 1999

Como réplica violenta al mundo amable del parque temático, el que documenta el fotógrafo Andreas Gursky está impregnado por una desolación tan extrema que hace daño a la pupila. La belleza implacable de las imágenes representa unos paisajes urbanos y humanos de fascinante geometría y angustioso silencio, abigarrados y vacíos, hacinados y desiertos a la vez. El orden obsesivo y el progresivo despojamiento de los anaqueles de Prada y los lienzos lacónicos de Turner resumen taquigráficamente su propio trayecto: desde las vistas panorámicas de Salerno y She Tin, donde la regularidad azarosa de los vehículos en los muelles o el paralelismo riguroso de las bandas del hipódromo contrastan con el relieve de fondo, y hasta la desnudez esencial de los hoteles, las multitudes o los paisajes últimos. La exactitud titánica y vacua de los atrios de Atlanta y Times Square es la mejor definición de la arquitectura de la anomia; los enjambres polícromos de Klistchko o Chicago, el mejor retrato de la sociedad del espectáculo, enajenada por la competición simbólica del deporte o el mercado de valores; y la neutralidad helada del polígono comercial o el Rin impasible, el mejor testimonio de la urbanidad indiferente y el mutismo final de los territorios finiseculares del consumo y la ausencia...[+]


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