Nada expresa mejor el sueño americano de los cincuenta que la modelo en el umbral de la casa Eames o el matrimonio paradigmático captado por la lente de Julius Shulman en la Case Study House 21 de Pierre Koenig. Esa prosperidad doméstica e inocente se ensimisma en el lienzo de Diebenkorn o la fotografía de Dan Graham, con sus figuras absortas en la contemplación de paisajes suburbanos, y tiene un eco irónico y amable en la pupila pop del británico Hamilton. La ‘belleza americana’ —una variedad de rosa sin olor y sin espinas— es el símbolo floral de las periferias acomodadas y vacuas en la película de Sam Mendes que permite a Annette Bening reproducir el anuncio sonriente del ama de casa jardinera entre picket fences. Al cabo, no hay gran distancia sociológica entre el Truman que se dirige al trabajo desde su casa tradicional y el padre que se despide de esposa e hija en el prospecto de la Dymaxion: convencionales o futuristas, las casas albergan familias donde la mujer queda al cuidado de la prole, como en los anuncios de gated communities virginianas con ‘old fashioned values’. El optimismo moderno del ‘American Way of Life’ resuena aún en la Minnesota francesa de Périphériques, y la nostalgia juguetona de una arcadia intemporal en la Hageneiland holandesa de MVRDV...[+]