La topografía y la orientación de la parcela han jugado un papel determinante en este proyecto. El terreno, con caída hacia el norte y magníficas vistas sobre el encinar que la rodea, se prolonga monte arriba en un paraje boscoso densamente poblado de encinas que acentúan su carácter umbrío.

Debido a esta doble orientación, con el máximo soleamiento hacia el sur y el entorno frío y lejano del norte, se ha situado la casa en la parte más alta de la parcela, abierta al mediodía sobre una zona ajardinada tallada en la ladera a nivel de planta abaja.

A la vivienda se accede desde el norte, a través de una calzada de hormigón blanco que sortea las encinas existentes. En la planta de acceso, situada a 2,72 metros por debajo de la planta baja, se encuentran el garaje, la despensa, el cuarto de juegos y el vestíbulo, desde el que se vislumbra el salón de la planta superior.

Sobre este basamento semienterrado se ha organizado el programa en tres volúmenes de hormigón orientados hacia el sur. Los dos más pequeños son sendas piezas paralelas de una planta y unidas por un porche común, y corresponden respectivamente al dormitorio principal y al salón; las cubiertas, de un solo faldón, ascienden hacia las fachadas sur acristaladas. El cuerpo mayor, de dos plantas, forma un pequeño ángulo con los otros. Dividido interiormente en dos mitades en sentido longitudinal, alberga en planta baja el comedor y la cocina, mientras que en la planta alta, bajo la cubierta inclinada y con salida a una terraza a sur, se organizan los restantes dormitorios.

La estructura de muros transversales de hormigón blanco se ha revestido de piedra caliza caramiel a la altura de la planta principal, dejándola vista por encima de este zócalo. Las cubiertas son de chapa de zinc y toda la carpintería exterior se ha realizado en madera de roble. En el interior, los planos inclinados son de hormigón pintado. El pavimento, formado por estrechas piezas de barro, otorga continuidad a todos los espacios interiores…[+]