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Último Chile. Como otros aspectos de la vida cultural chilena, la arquitectura que emerge tras el paréntesis de la dictadura es fruto de una transición pacífica y lenta. Digerido el debate teórico latinoamericano de la ‘modernidad apropiada’ y debilitada la corriente estilística posmoderna que soplaba desde la otra América, la producción de la última década manifiesta un equilibrio entre tradición y vanguardia que poco tiene que ver con la nostalgia del pasado o la euforia ante lo nuevo, y sí con la capacidad que muestran los arquitectos para entablar un diálogo creativo con sus propias circunstancias.
Sumario
Jorge Edwards
El país 16
Europeos de Chile
Fernando Pérez Oyarzun
Poéticas del caso
Chile, de la palabra a la materia
Hugo Segawa
Contrastes del Cono
Una nueva visibilidad chilena
Tema de portada
Local y global. Se han reunido aquí doce obras que, entroncadas con la herencia propia o en clave cosmopolita, dan cuenta de los matices del último Chile: las bodegas de Paine y Santa Cruz remiten al proceso de elaboración de los caldos con materiales y sistemas constructivos; las instalaciones paisajísticas de Atacama y Ciudad Abierta subordinan su geometría a la naturaleza sin domesticarla; las capillas de Florida y Santiago evocan lo sagrado a través de la abstracción; el gimnasio escolar y la facultad universitaria de Santiago se convierten en cajas de resonancia de sus respectivos entornos docentes; las oficinas y la nave productiva en enclaves comprometidos de la capital utilizan la contundencia formal como estrategia urbana; finalmente, la casa de Lo Barnechea y las viviendas de Santiago se proponen como modelos repetibles.
Arquitectura
José Cruz Ovalle
Mathias Klotz
Germán del Sol
Manuel Casanueva
Eduardo Castillo
Enrique Browne
Fernández y Hernández
Alejandro Aravena
Izquierdo y Lehmann
Assadi y Pulido
Irarrázaval y Acuña
Undurraga y Devés
Argumentos y reseñas
Propuestas con futuro. La Bienal de Venecia dibuja el porvenir con grandes proyectos en vías de realización; y la antológica de Herzog y de Meuron en el CCA de Montreal da cuenta de su inagotable capacidad propositiva.
Arte / Cultura
Richard Ingersoll
Venecia, el baile de la Bienal
Luis Fernández-Galiano
H&deM: construir del natural
Maestros de lo intangible. La exploración sistemática del vacío atraviesa la fecunda trayectoria del escultor vasco Eduardo Chillida; y la persecución incansable de la luz define la del artista norteamericano James Turrell. Guillermo Solana
Eduardo Chillida, 1924-2002
Ana María Torres
James Turrell, dentro de la luzGeografías monográficas. De lo particular a lo general, los proyectos y obras de autores de distintas latitudes publicadas en formato monográfico abren ventanas a los panoramas arquitectónicos de sus respectivos países.
Historietas de Focho
Carlos Ferrater
Autores varios
Libros
Últimos proyectos
Moneo simultáneo. América y Europa se reparten la atención de Rafael Moneo, que ha terminado casi simultáneamente y a ambos lados del Atlántico cuatro obras, publicadas aquí con fotografías de Duccio Malagamba: la nueva catedral de Los Ángeles, un baluarte religioso y urbano; la ampliación de la Academia de Arte de Cranbrook, en diálogo con Saarinen; la biblioteca de la Universidad Católica de Lovaina, contrapunto orgánico de un claustro vetusto; y las bodegas navarras de Chivite, decantadas por tradiciones seculares.
Técnica / Diseño
Palimpsesto luminoso
Catedral de Los Ángeles
En estrechas vecindades
Academia de Arte, Cranbrook
Curvas en el claustro
Biblioteca Arenberg, Lovaina
Reserva de esencias
Bodegas Chivite, Navarra
Para terminar, los autores del libro La ciudad y los derechos humanos exponen la urgencia de repensar el urbanismo a partir de derechos inalienables del individuo tales como la movilidad sin trabas y el libre asentamiento. Productos
Informática, luz exterior, grifería
Caz, Gigosos y Saravia
Abrir fronteras
Luis Fernández-Galiano
Último Chile
Chile es un oxímoron geográfico. Del desierto a los témpanos, este país interminable repta por el meridiano para reconciliar el fuego con el hielo, deslizándose entre los Andes y el Pacífico con el aplomo del que a la vez se sabe cordillera y océano. Remoto en el espacio y próximo en el tiempo, desde España se percibe como el último sur y la historia más cercana, habiendo vivido su 11 de septiembre en las postrimerías de nuestra propia dictadura, y habiendo seguido su restauración democrática con la emoción expectante de quienes experimentamos igualmente una transición pacífica hacia la libertad política. Tras las frágiles repúblicas populistas y laicas de Azaña o Allende, los sólidos regímenes militares y católicos de Franco o Pinochet establecieron la fraternidad de los que conocen tanto el desorden trágico de la esperanza como el orden totalitario de la resignación, y la construcción de las presentes democracias de mercado rejuveneció con savia económica la argamasa endeble de los lazos culturales.
También en ese terreno simbólico combina Chile ingredientes extremos, mezclando la sustancia local y las formas importadas con la naturalidad que atestigua la arquitectura más reciente, donde la materialidad táctil del cobre o la madera y la respiración pausada del extenso horizonte se decantan en el recipiente cosmopolita de los cánones metropolitanos para componer un paisaje al tiempo periférico y central. Como la España tradicionalista y experimental de los años ochenta, el Chile de esta hora extrae su atractivo de la condición de umbral entre dos mundos, en su tránsito desde el aislamiento involuntario hacia la globalización convencional. Cuando en 1973 el ejército bombardeó el Palacio de la Moneda —fabricando el icono arquitectónico del golpe con la imagen humeante de la sede presidencial— destruía un edificio chileno y extranjero, construido con mano de obra autóctona y trazas europeas, cantería local y herrajes vizcaínos hechos traer de Cádiz por un italiano al servicio de la corona española.
Jorge Edwards ha relatado en El sueño de la historia la aventura austral de aquel arquitecto, Joaquín Toesca, entreverando el retrato de la sociedad colonial con la del Chile contemporáneo, y su mirada tierna e irónica perfila mejor el debate actual que los abismos y cumbres pasionales de Pablo Neruda (con quien compartió destinos diplomáticos, pero no la manie de bâtir que produjo las casas del poeta, tan arduamente fenomenológicas como las Merzbaus de Ciudad Abierta). La herencia intelectual y sentimental del país de Lagos y Lavín reúne el vanguardismo surreal de Vicente Huidobro y el academicismo emotivo de Gabriela Mistral, la cosa creada y la cosa cantada, y acaso sólo en el matrimonio metafórico de Altazor y Lucila Godoy pueda engendrarse hoy el espíritu paradójico de una nación oximorónica en el territorio, pero también en la historia y la cultura, que desde el último Occidente exporta alimentos terrestres y odas elementales a una Europa de sibilas polvorientas y amnésicas.