Situado cerca del nudo de transporte de Les Glòries —actualmente en obras para convertirse en un extenso pulmón verde para Barcelona—, el proyecto propone un modelo residencial innovador en sintonía con este audaz proceso de renovación, y donde se combinan dos tipologías construidas habitualmente por separado: 47 viviendas sociales de alquiler y 20 alojamientos temporales destinados a la inclusión de colectivos vulnerables. El complejo contribuye a la consolidación formal y la dinamización social de este entorno en transformación con la apertura de una calle interior que divide el volumen en dos mitades y se concibe como un nuevo espacio urbano abierto. Asimismo, la planta baja incluye diferentes servicios colectivos, como una cafetería, que buscan fomentar la actividad de la zona.

El conjunto se compone de tres volúmenes conectados mediante una serie de corredores y escaleras que organizan las circulaciones. Las viviendas de protección oficial se disponen en los bloques sur y oeste, y tienen el acceso desde la Carrer de Tànger en el bloque norte de los alojamientos temporales —a los que por el contrario se accede desde la galería interior—. Todas las unidades residenciales se diseñan con los mismos criterios de confort y acondicionamiento, y cuentan con acabados de calidades similares, de modo que en el futuro, el sector de alojamientos temporales podría destinarse a otro tipo de programa.

Con el propósito de reducir el consumo energético, el complejo integra diferentes estrategias bioclimáticas pasivas que priorizan la adecuada ventilación natural y la regulación de la incidencia solar según la estación del año: en los meses fríos, los jardines de invierno dispuestos junto a las salas de estar acumulan energía de manera progresiva a lo largo del día, que se libera paulatinamente durante la tarde y consigue cubrir el 23% de la demanda de calefacción; en verano, las terrazas cuentan con estores para controlar la luz, y por la noche las estancias interiores se refrescan mediante ventilación cruzada, lo que en total reduce en un 43% la demanda de refrigeración. Además, tanto las dimensiones como la distribución de los huecos y las celosías cerámicas responde a un estudio en detalle de las condiciones de soleamiento del emplazamiento. Estos esquemas se complementan con medidas mecánicas de alta eficiencia, como mecanismos de aerotermia y un sistema de recuperación de calor por ventilación de doble flujo. Gracias a estas operaciones, la edificación consiguió finalmente la máxima calificación en su certificación energética.