Conservatorio, Palma de Mallorca
Coll-Leclerc 


Situado junto a una de las vías que salen de Palma, el complejo que alberga el Conservatorio de Música y la Escuela Profesional de Danza de Baleares se encuentra rodeado de terrenos en fase de urbanización. Entendiendo el encargo como una oportunidad para consolidar la vocación urbana de este barrio periférico, el conjunto de dependencias se planteó como una ciudad de la música que reproduce la estructura laberíntica de llenos y vacíos característica del casco histórico. Sin traducir la diversidad programática requerida en una adición de piezas singularizadas, se propuso un sistema que fuera modelo de crecimiento y cambio, permitiendo la construcción del conjunto por partes. En su definición actual, la fachada sur se presenta como una radiografía de la segunda fase, exhibiendo como ventanas lo que en un futuro serán puertas de aulas, pasillos y ventanales de patios interiores.

Para consolidar la vocación urbana de este solar periférico, el conservatorio se organiza como una ciudad de la música que reproduce la estructura de calles y plazas característica del casco histórico.

Nueve núcleos de escalera dispuestos regularmente definen la matriz en la que se insertan aulas, auditorios y patios. Los atrios actúan como espacios de actividad y como colchón acústico, además de iluminar las salas. La planta baja agrupa así los usos públicos, transformando los intersticios entre ellos en una suerte de ágora que se extenderá en el parque en que se convertirán los terrenos adyacentes al norte y al sur del recinto. Una entreplanta surge allí donde los cinco metros de altura del edificio no se encuentran ocupados por el volumen de las grandes salas.Su organización parte de la célula mínima del conjunto —la cabina individual de ensayo—diez metros cuadrados delimitados por una doble hoja de ladrillo y hormigón que garantiza su independencia acústica. Agrupados en número variable, estos cubículos se identifican a través del alicatado azul cobalto que los envuelve y establecen mediante rampas y vacíos un diálogo con el ágora.

Tras su envolvente de chapa de aluminio perforada, el interior del conservatorio despliega un complejo código cromático que elude la necesidad de señalización tipográfica. Las distintas actividades previstas en las salas llevaron a usar un sistema de absorción acústica a base de cortinas regulables. De distinto gramaje, su tono fue elegido para apoyar una orientación intuitiva dentro de la ciudad: los colores básicos (rojo, amarillo y azul) se asignaron a las áreas de actividad, mientras sus complementarios (naranja, verde y violeta) identifican las zonas de reposo. En un juego de equívocos, reflejos y sombras, la actividad del centro se filtra a través de las fachadas tentando al transeúnte con una aproximación fenomenológica a la música y la danza.

La cabinas individuales de ensayo se agrupan en unidades mayores que se revisten con azulejo azul.


Cliente Client
Consejería de Educación, Cultura y Deporte

Arquitectos Architects
Jaime Coll & Judith Leclerc

Colaboradores Collaborators
S. Pieras, J. Carrascal, S. Salueña, G. Florit, J. Miñano, U. Grau, V. Argilaga; J. M. Ollér, Enric Peña (aparejadores quantity surveyors

Consultores Consultants
M. Arguijo (estructura structure); A. Sánchez (instalaciones mechanical engineering); H. Arnau (acústica acoustics)

Contratistas Contractors
Dragados; Iturralde (ladrillo esmaltado glazed brick)

Fotos Photos
Eva Serrats