Universidad Politécnica, Cartagena
Martín Lejarraga  Francisco Ruiz-Gijón 

Universidad Politécnica, Cartagena

Martín Lejarraga  Francisco Ruiz-Gijón 


El gran desarrollo militar que Cartagena vivió en el siglo XVIII se puede leer aún en las grandes construcciones que dominan el encuentro de la ciudad con el mar. El Real Arsenal, el cuartel de Antigones o el Parque de Artillería son algunas de las actuaciones que, junto a obras de infraestructura y el nuevo recinto amurallado, cambiaron definitivamente la fisonomía de este puerto murciano. Situado junto al cuartel de Antigones, el Hospital de la Marina se asienta sobre el plinto que sustenta la plataforma excavada en la ladera del Monte de la Concepción en su caída hacia el muelle Alfonso XII. Su organización obedecía al esquema canónico en torno a grandes patios propio de las instituciones sanitarias ilustradas y fue precisamente este principio compositivo —tan extendido por otra parte en edificios dedicados a la enseñanza— el que hizo factible su rehabilitación como sede de la Universidad Politécnica.

Al eliminar el muro piñón de la crujía central para albergar el salón de actos, la intervención potencia el eje transversal del Hospital de la Marina, una construcción que habla de la importancia militar de la ciudad.

Los usos docentes se insertan respetando las condiciones estructurales y espaciales del edificio original, aunque potenciando el eje transversal del conjunto, en cuyo extremo sur se abre el acceso principal. En la crujía central se eliminó el muro piñón para instalar en niveles sucesivos una sala de estudio, un aula abierta y el salón de actos, que como un gran vacío se abre en las dos últimas plantas. La anchura del anillo perimetral permitió distribuir con comodidad las clases pequeñas y los despachos, mientras el espacio de las mansardas se habilitó como biblioteca y seminarios. Unos antiguos aljibes —situados bajo la rasante de los patios— ofrecían una compartimentación cuatripartita que pudo ser aprovechada para ubicar las aulas de mayor tamaño. Las grandes rampas que rasgan la crujía sur conectan este mundo oculto con el acceso principal, contrarrestando la tensión introducida por el eje del salón de actos.

Unos lucernarios iluminan las aulas habilitadas en los antiguos aljibes situados bajo rasante en los patios.

El deseo de proporcionar la luz adecuada a cada uso hiló los distintos episodios de la intervención. Los huecos de fachada —convertidos en balconeras en el siglo XIX— recuperaron su formato original para dotar de mayor flexibilidad a los despachos; en los patios se sustituyó parte del pavimento por piezas de vidrio templado para iluminar las aulas bajo rasante; la crujía transversal se remató con el lucernario del salón de actos y la cubierta se perforó con una serie de huecos puntuales para procurar la iluminación uniforme que la biblioteca y los seminarios necesitaban. Conservando la severidad de las primitivas trazas castrenses, la universidad será un fanal que oriente a estudiosos y nave-antes desde lo alto del puerto cartaginense.


Cliente Client
Universidad de Cartagena

Arquitectos Architects
Martín Lejarraga, Francisco Ruiz-Gijón 

Colaboradores Collaborators
Ángel Charris (serigrafía silkscreen); Antonio Pérez, Rafael Checa (aparejadores quantity surveyors)

Consultores Consultants
Lebrusant Ingeniería, Ace Edificación 

Contratista Contractor
Villegas

Fotos Photos
Juan de la Cruz Megías