Situado a las afueras de Murcia, el campus de Espinardo tiene en el paisaje árido y la acusa-da topografía sus principales señas de identidad. Sobre este páramo resquebrajado por ramblas y líneas de escorrentía, las facultades posan su geometría modular con dificultad, dibujando una suerte de ciudad de fragmentos en la que sólo la vía de circunvalación del recinto establece un elemento de orden. Fuera ya del cinturón de ronda, en la zona de ampliación de la Universidad, un edificio de servicios generales complementa ahora los equipamientos previstos para el norte del campus. Colonizando la parcela disponible en su totalidad, el edificio se extiende en una sola planta, sometiéndose a la disciplina de la retícula ortogonal pero escalonándose con el terreno.

El programa —que consta fundamentalmente de auditorios y aulas— se dispone así en bandas sucesivas que se alternan con patios alargados con el fin de proteger lo construido frente al soleamiento y el viento. Buscando siempre la orientación norte, las aulas se abren a los patios mediante franjas acrista-ladas de suelo a techo. En el lado opuesto de cada patio, los pasillos que dan acceso a las aulas se comportan como amortiguadores térmicos frente a la intensa luz que incide desde el sur. 

El edificio ocupa la parcela disponible en su totalidad, escalonándose con la topografía. Las aulas que lo integran se agrupan en bandas y se alternan con patios alargados para protegerse del sol y del viento.

Con su graderío inclinado, las aulas reproducen la pendiente cambiante del terreno, dando lugar a un paisaje de cubiertas planas a distinta altura. Una galería acristalada flanquea el conjunto por el frente oeste para unir unas crujías con otras, dando lugar a un esquema de circulaciones en peine, al que se adosa también el cuerpo de cabecera. Situado al norte, junto a la entrada, este cuerpo alberga el salón de actos y algunas oficinas, pero es sobre todo un foro de intercambio y un lugar de estancia y encuentro entre los estudiantes.

Para facilitar el mantenimiento del edificio, castigado tanto por lo intensivo de su uso como por las altas temperaturas y el persistente viento de la zona, se empleó el hormigón armado en la ejecución de la obra gruesa y los paramentos opacos coincidentes con los testeros de las aulas. Las fachadas restantes se llevaron a cabo con piezas de perfil en U de vidrio translúcido. Este acristalamiento industrial tan sólo se interrumpe con algunas ventanas practicables de paños transparentes que permiten descansar la mirada sobre los patios. Los vacíos lineales que alternan con la edificación asumen las diferencias de cota entre los límites del solar con un pavimento de hormigón plegado en triángulos sucesivos, que simplifica en un acumulación de planos las formas alabeadas de la topografía.


Cliente Client

Universidad de Murcia

Arquitectos Architects

Martín Lejarraga, Francisco Ruiz-Gijón

Colaboradores Collaborators

José Ibeas, Mariano García (aparejadores quantity surveyors

Consultores Consultants

ACE Edificación

Contratista Contractor

UTE Lir-López y Torres; Quarta (mobiliario furniture); Instalaciones José Lucas

Fotos Photos

Luis Asín/Juan de la Cruz Megías