Quiosco del muelle Alfonso XII en Cartagena
Martín Lejarraga- Tipología Quiosco
- Material Madera Vidrio Acero cortén
- Fecha 1998
- Ciudad Cartagena
- País España
- Fotógrafo Juan de la Cruz Megías
El paseo marítimo de Cartagena discurre entre la Muralla de Carlos III y la dársena portuaria. Este singular emplazamiento, una zona donde se superponen diferentes capas de información —histórica, arquitectónica—, acoge una pequeña construcción que sustituye a otro establecimiento precedente, demolido a causa de la remodelación del puerto y los trabajos de apertura y recuperación del frente de mar. La nueva instalación, su forma y ubicación provocaron, desde un principio, cierta polémica en tomo a su idoneidad.
El proyecto intenta estar atento a las condiciones específicas de la localización. Abierto hacia el paseo y de espaldas a la muralla —que se convierte en una especie de telón de fondo o escenario del objeto— , el quiosco se abre hacia el Mediterráneo y busca sus referencias en el puerto cercano, conjugando los valores de los arquetipos existentes años atrás en el paseo con el nuevo carácter de pieza escultórica, adquirido por su configuración volumétrica, su escala y su posición.
La apariencia abstracta y autónoma, alejada del habitual efecto de caja regular, se explica desde las tensiones generadas por la acusada condición arquitectónica y geométrica de la muralla, cuyos elementos —lienzos, almenas, baluartes y remates— presionan las aristas y superficies de la figura hasta plegarlas en todas las direcciones, tanto en planta como en alzados y cubierta. La escueta selección de materiales y la resolución constructiva contribuyen a potenciar la percepción del quiosco como un objeto que resulta simultáneamente frágil y potente: madera de fresno y vidrio laminar en los paramentos, y acero cortén en la cubierta. El contraste entre las partes opacas y transparentes de los paños genera múltiples lecturas del volumen, que aparece compacto o ligero dependiendo del punto de vista que se adopte. Todos los materiales elegidos se emplean sin tratar, agotando sus propiedades naturales y geométricas, para afirmar paulatinamente la presencia del objeto en el lugar...[+]