Construida en los años 60 por Raymond López, la torre Bois-le-Prêtre forma parte de un conjunto de viviendas de gran altura edificado a lo largo de la circunvalación norte de París. Su radical transformación se plantea como una alternativa a la política de demolición-reconstrucción iniciada por el Estado francés en 2003 en relación al tratamiento del patrimonio de los grandes bloques residenciales. Este acercamiento ofrece la oportunidad de demostrar que una operación de rehabilitación es menos costosa, más rápida y tiene mayor capacidad regeneradora que una operación de tabula rasa (el coste de la rehabilitación es significativamente menor).

La torre existente alberga 96 apartamentos de alquiler social. El sistema constructivo, formado por forjados y muros de carga de hormigón, y de fachadas independientes ofrece un gran potencial de transformación: sin modificar la estructura original y sin necesidad de desalojar las viviendas, se instala de forma progresiva una doble piel practicable que prolonga el espacio interior tres metros en todo el perímetro, creando una nueva estancia que reduce a la mitad el consumo de energía y la contaminación acústica y aumenta el soleamiento y la calidad del hábitat de toda la vivienda.