Esta casa es transparente en un doble sentido; porque plantea una relación directa entre interior y exterior, tamizada apenas por la movilidad de sus contraventanas, y porque muestra con claridad sus propósitos. Un alargado cobertizo de una sola planta, con cubierta a dos aguas, se sitúa sobre el paisaje sin querer llamar la atención. Su orientación norte-sur, marcada por la situación de los árboles y los cultivos que lo rodean, permite obtener las mejores vistas y un óptimo soleamiento. Un tratamiento de contenedor, con una planta uniforme y huecos generosos, permite albergar un programa hecho a medida del usuario. Así, la planta excluye la distribución en términos de día-noche, para organizarse en función de los usos de su moradora, una abuela que recibe con asiduidad la visita de sus nietos, en dos zonas de habitación unidas por un espacio intermedio, a la manera de invernadero, un punto de encuentro sin climatizar, muy agradable los días soleados de invierno o las noches de verano. La disposición regular de los huecos y las circulaciones a lo largo de las fachadas permiten obtener un espacio fluido y confortable. Tal como explican sus propios autores: «nuestro objetivo no es hacer cajas herméticas donde el ocupante tenga sensaciones visuales, táctiles o térmicas uniformes. Buscamos expresar cosas sensibles, diversas, empleando soluciones pragmáticas e intuitivas, según el conocimiento técnico de nuestro oficio.»

La materia adquiere en esta obra una nueva capacidad de expresión. Se han empleado materiales estándar, de baja tecnología y costo asequible, pero utilizados con inteligencia y rigor, como se aprecia en la configuración de la fachada. Su base, un muro de bloque de mortero revocado al exterior y con un trasdosado aislante interior, es un clásico de la cultura constructiva francesa. La diferencia está en el tratamiento interior —paneles de madera contrachapada— y, sobre todo, en las carpinterías: grandes cristaleras correderas interiores y contraventanas exteriores de aluminio. Dos guías continuas, una interior y otra exterior, permiten mover ambos planos, que forman una especie de única ventana corrida. Todos los huecos tienen la misma dimensión, 185 x 210 centímetros, exactamente igual a la de los paramentos macizos, lo que provoca una sorprendente sensación de movilidad para una fachada considerablemente pesada. La cubierta está formada por placas de aluminio ondulado, de una sola pieza por lado, fijadas sobre pares de madera y recubiertas inferiormente con madera contrachapada y aislamiento interior, mientras que en la zona del invernadero se ha utilizado policarbonato alveolar...[+]


Arquitectos Architects
Anne Lacaton, Jean Philippe Vassal 

Colaboradores Collaborators
S. Menaud, E. Delage

Consultores Consultants
Miroiterie 2000 (metalistería steelwork); Gerard Combeau (carpintería woodwork); Beneyrol (instalaciones mechanical engineering); Sols Charentais (solado de hormigón concrete floor)

Contratista Contractor
Brives Constructions

Fotos Photos
Philippe Ruault