El edificio, de tres plantas y 220x60 metros, está situado en un polígono industrial a las afueras de Tordera, por lo que el aparcamiento es la pieza clave en la organización del programa. Frente a las dos soluciones más comunes de aparcamiento —al aire libre en un solar colindante o subterráneo bajo el propio edificio—, el proyecto propone una nueva tipología: un edificio palafítico que libera la mayor parte de su planta baja para destinarla al aparcamiento. Esta solución genera una óptima accesibilidad, protege los vehículos de la intemperie y logra una imagen que dignifica el aparcamiento en vez de tratarlo como un espacio residual. El resto de la planta baja configura los accesos, usos complementarios e instalaciones, y las dos plantas superiores se destinan íntegramente a espacios de trabajo, bañados en luz natural gracias a una fachada norte totalmente acristalada.

La apuesta por la sostenibilidad y el confort en los espacios de trabajo se traduce en la creación de diversos patios interiores, conectados directamente con la planta baja exterior, que iluminan los espacios centrales del edificio y permiten la ventilación cruzada. Estas medidas, junto a la solución de aparcamiento y a la utilización de pieles tecnológicas, han logrado para el edificio la calificación LEED Oro del USGBC (United States Green Building Council).