Imaginado desde el principio como un museo privado de contenidos multiformato, SOLO es un proyecto en permanente cambio. El diseño del espacio se desarrolla en paralelo a la construcción de la colección de arte que alberga. Se trata de un lugar que es íntimo y colectivo al mismo tiempo. Es un espacio de trabajo, un escenario para disfrutar el placer del tiempo distendido, un punto de encuentro, una herramienta para conectar a las personas en todas las conversaciones posibles.

La intervención está basada en un sistema de ocupación compuesto por dos elementos que presentan programas y materialidades diferentes: salas y corredores. Destinadas para exhibir arte, las salas son estancias intencionadamente neutras cuyas diferentes dimensiones dan lugar a una sucesión de experiencias arquitectónicas variadas, aunque todas ellas se construyen con los mismos recursos: pavimentos de cemento pulido, paredes de cartón yeso pintado de blanco, forjados y viguetas de hormigón visto y una luz uniforme. Los corredores, por su parte, funcionan como un sistema de calles y plazas —con suelos de hormigón fratasado, paramentos revestidos con paneles de Viroc y una iluminación dramática— que evocan la cultura urbana de la que la colección es devota.