El proyecto está situado en La Joncosa del Montmell, en la comarca del Bajo Penedés, donde antiguos viñedos se reúnen en las vertientes interiores del macizo que da nombre al municipio.

Al final de un agradable paseo, desde el núcleo urbano y siguiendo la calle Mayor en dirección al noroeste, aparecen diferentes equipamientos municipales, entre los cuales se encuentra la nueva escuela Teresa Godes i Domènech que, rodeada de árboles y extensos campos de viña, queda enmarcada dentro del formidable paisaje natural.

La escuela está orientada en paralelo a la pista deportiva existente próxima al extremo suroeste de la parcela, con el objetivo de facilitar la apertura de los accesos a los límites más cercanos del núcleo urbano. Con un programa de escuela infantil y primaria de una línea (una clase por curso), el edificio se presenta como un cuerpo sobrio, en dos plantas, que se estructura de manera lineal y compacta para minimizar el factor de forma, así como los costes de ejecución y mantenimiento. Su posición dentro de la parcela permite aprovechar la orientación suroeste para las aulas de educación infantil de la planta baja y la noreste para las aulas de primaria de la planta primera. Asimismo, el espacio exterior queda dividido en dos patios (infantil y primaria), evitando espacios residuales o zonas fuera de control. Respecto al entorno, la cota elevada de la parcela permite el dominio visual del conjunto sobre los cultivos de viña y el paisaje cercano, ofreciendo un magnífico escenario de fondo para el patio y las zonas de aulas.

La pieza principal está envuelta por un porche que proporciona protección solar y cobijo, y conforma el espacio de bienvenida al acceso situado en la esquina sur de la parcela. Su formalización, con un ritmo claro y marcado, discretamente monumental, aporta sobriedad al conjunto. De la misma manera, unas aperturas regulares de proporciones verticales sobre el cuerpo principal reanudan el ritmo compositivo marcado por el porche.

La ejecución se ha resuelto con sistemas constructivos ortodoxos, para garantizar precios de construcción y mantenimiento controlados. Se ha optado por una estructura de hormigón (que aflora con el acabado visto del porche) y cerramientos exteriores cerámicos. La fachada, a base de piezas de cerámica rústica de tonalidades terrosas, se integra en el entorno de cultivos de viña sobre los terrenos calcáreos que caracterizan el valle. En el interior de la escuela predominan las superficies cálidas de madera y los grandes ventanales, que permiten las vistas al paisaje que rodea el edificio.